Nota introductoria
Toda referencia al canon y toda similitud con la idea del canon están fuera de este texto. Aquí hemos venido por el amor y para el amor, por eso colocamos a Alba como Yo en AZCA acercándola a nuestras lecturas y aprendiendo a leer.
“El amor es pinga, quiéranse”
Cruz Cafuné
Nota introductoria 2
A continuación se pueden leer los copia y pega de un documento de Drive entre Alfredo y Adrián, autodenominados Team Rocket del amor en un alarde de poca creatividad. Se han propuesto escribir conjuntamente de forma irregular textos sobre sus lecturas paralelas luchando contra el cansancio y las horas que dividen los días.
Alfredo Crespo
13:34 27 ago
Da la casualidad de que mientras escribo esto tengo el corazón roto. La primera vez que leí AZCA no lo tenía, estaba pleno, henchido; ahora, en cambio, noto como hay algunos pedazos que se han quedado agarrados a algunos de los versos: “te prefiero aquí / porque allí son otros / los que bailan contigo; escribo este poema porque soy mayor / y claro que entiendo por qué no me quieres”. Quizá para escribir sobre AZCA me sea útil tener el corazón roto. Porque me permite detenerme sobre los pedazos y conceptualizar sobre la ausencia, la marcha y sobre muchas de las dimensiones del desamor.
Me pregunto si Alba tuvo el corazón roto mientras escribía AZCA.
Después de volver a leer el libro voy a asumir[1] que, de alguna manera, lo tenía roto. Me pregunto si tuvo miedo de que los recuerdos se perdieran y si eso fue lo que le hizo querer —¿de verás lo has querido, Alba, o, quizá, ha sido una necesidad? escribir reescribir el amor.
También voy a asumir que fue así, que le paralizaba la idea de olvidar.
Me pregunto —este es un texto lleno de preguntas, porque es un libro lleno de respuestas— si Alba quería realmente que los lectores nos hiciésemos una idea —que compusiéramos un cuerpo—, que le diésemos una forma al espacio vacío —¿dónde estás?— que conforma la imagen del cuerpo amado en este libro.
Adrián Fauro
23:24 30 ago
La primera vez que leí AZCA lloré tantísimo con ciertos poemas -en ‘Sin título’ cuando dice “y piensas en mí/despacito/llamándome por mi nombre/-Alba-/despacito”– que cuando lo acabé lo escondí debajo de una pila de libros. La segunda vez que leí AZCA recordé por qué había llorado tanto y retrocedí dos meses en el tiempo. La tercera vez que leí AZCA escribí esto en la primera página:
SI ALGUNA VEZ ESCRIBO SOBRE AZCA
Vamos a suponer que todo lo que escribe Alba aquí es verdad. Que todo lo ha sido, lo fue, lo es, lo será o puede serlo. Vamos a suponer que todo lo que leemos surge de una vida, que lo podemos corroborar aunque no lo vayamos a hacer y que tenemos que preocuparnos por ello a lo largo de los libros. Vamos a suponer que somos expertos en suponer y presuponer. Que tenemos la capacidad de opinar sobre los demás solo leyendo sus poemas porque nos hacen vernos a nosotros mismos. Vamos a suponer que el amor adolescente es de verdad y solo es posible volver a sentir algo si lo repetimos una vez/otra vez/otra más/otra. Hasta que se hace tan viejo que ya no se puede morir. Vamos a suponer que el amor es siempre adolescente, siempre verano, que está en un tupper fresquito, lleno y pringoso. Vamos a suponer que cuando Alba dice “Si escribiese te beso te estaría ya besando:/te beso, te beso, te beso te beso,/te beso, te beso, te beso,/te beso, te beso,/te beso” es verdad aunque Pizarnik diga «no/las palabras/no hacen el amor/hacen la ausencia/si digo agua ?beberé?/si digo pan? comeré?» y estemos de acuerdo con ella.
Alfredo Crespo
13:34 31 ago
Cuando leo y releo pienso constantemente en quién es él, porque necesito estar nombrando aquello que ya no está para así poder llenar el espacio que ha quedado —ese que no soy capaz de somatizar.
Voy a asumir que no, que Alba no pretende nada de eso, para que, en un hipotético caso, el lector haga caso omiso al primer poema y se olvide de imaginar, pues así los miedos no se corresponderán: “me preocupa no haberte explicado / bien”.
Porque quiero que AZCA solo ocurra en AZCA.
Pienso en Alba como una antropóloga del desamor que busca y rebusca en las ruinas de una cultura perdida. Que pretende recomponer todo lo que pueda para que no se pierda, para que no se esfume todo lo que fue el amor. Todo ello para reescribir el amor. Porque para mí, el proceso más determinante del amor es la reescritura. Para esta Alba que imagino, creo que también.
“habría
sin remedio
que escribirte cien poemas
uno por cada cosa que nos podría haber sucedido
de haber sido otro el orden de las cosa”
“hundirás el techo de mi cabaña
cortarás mi corazón
sin saberlo”
No sé qué tipo de pretensión me mueve a reseñar este libro de está manera: fragmentaria, contraria y efusiva; pero no dejo de pivotar sobre algunos conceptos —me consta que Adri me entiende perfectamente—. El proceso del desamor: qué «lugar» tan lleno de tránsitos. Tan orgánico como extraño. ¿Por dónde se empieza y qué podemos hacer para que no suceda?
Adrián Fauro
22:24 31 ago
La cuarta vez que leí AZCA reescribí de ‘This is a goodbye poem’:
¿Fue ella
no fue ella.
Fue Otra.
Otra es la niña
ella tampoco
Ella, la de ahora,
fue Otra
Ella, la de ahora, no sabrá nada.
Pero ella, la de ahora,
te hará mortalmente feliz
(mortal de ojalá te mate)
Entendí que Alba ha escrito un libro para ella misma, consiguiendo a la vez encontrar lugares comunes en los que acercar al lector a su propia idea del amor a pesar de perderse en su propio lenguaje varias veces. Porque, al final, todos tenemos la misma idea del amor pero la intimidad se impone a la proyección. Por eso, cuando dice “debería haber bastado” creo que quiere decir que debería haber bastado con lo eterno.
Me pregunté qué quiere decir con “me preocupa no haberte explicado/bien”. ¿Qué es explicar bien? Explícamelo. Porque da igual cómo expliques a los demás en AZCA (libro) si al final a quien explicas siempre va a estar en AZCA (Madrid). Los nombres de las cosas importantes son feos porque los nombres no son importantes. A mí que me importa el nombre de otra ciudad, de otras personas y de los que se llaman como yo pero no lo son si no te nombran como lo hago yo porque yo ahora soy Otro. Otro que escribe porque ya es mayor y no entiende nada así que se conforma con AZCA y sus adole vibes. Claro que no deberíamos de necesitar tanto el amor en tantas formas y colores, pero es lo único que podemos tener sin sentirnos impostores. Es precioso decir te quiero si lo dices cuando quieres.
El amor siempre es adolescente y lo deformamos para poder adaptarlo cuando dejamos de serlo: vamos de adolescencia en adolescencia. AZCA habla de la eternidad de lo efímero, de tener miedo a la vida si eres consciente de que existe la muerte. Por ejemplo, ahora me gusta ir a la playa porque sé que en cualquier momento puedo irme de la playa pero me da miedo que me guste la playa porque no quiero ir solo. Estoy enfermo. Estar enfermo es ser vulnerable, sentir que la otra persona puede protegerte y sientes la necesidad de que lo haga si quiere, el amor es vulnerabilidad, la adolescencia es una enfermedad por la que tienes necesidad de algo y todavía no sabes el qué. El amor es adolescencia, la adolescencia es vulnerabilidad, AZCA es una enfermedad terrible de morirse de amor, vergüenza, pena o viejo. Y si lo eterno acaba y te cansas de pensar eternamente en lo que ha acabado, no quieres escribir más sobre el amor ni diseccionarlo y si empieza lo hace de otra forma.
Alfredo Crespo
20:14 5 sept
Creo que son los sentidos los que, de manera simbólica e incluso racional, nos dan una respuesta.
El tacto: ya no puedo tocarte, ya no puedo tocar tus cosas, no puedo sentir la calidez, la suavidad, ni tampoco puedo recordar la sensación de tu piel, tu tacto junto al mío. No hay fósiles de tus caricias y me explota la cabeza cuando mi mano busca, sin orden previa, la tuya mientras paseo solo. Uso las manos para buscar los rastros que dejaste, soy un arqueólogo y no tengo tierra suficiente en la que descubrir nuestros esqueletos abrazados.
“Y en mi cama
mi cuerpo dormido ha temblado”
La vista: no podemos observar. Y si lo hacemos corresponde a una nueva forma, a otro contenido. No hay cercanía; el desamor es hipermétrope.
El oído: nos frustramos por no entender, porque no nos escucha ya nadie. Nos sometemos a la despresurización -> amor / lenguaje / presión. En el libro de Alba solo está su voz.
Pero llegará el momento de escuchar una nueva voz, de aprender un nuevo lenguaje.
El olor: el epitelio olfativo es un grupo de células nerviosas con pelitos microscópicos llamados cilios que salen de las células. Los cilios están recubiertos de receptores especiales sensibles a las moléculas del olor que viajan por el aire. Hay al menos 20 tipos distintos de receptores y cada uno tiene la capacidad de sentir una determinada clase de moléculas de olor.
No entiendo nada, ¿por qué huele a ti, pero no estás aquí?
Los besos El gusto:
“Hay flores en mi pelo
que aún tienen sus raíces en la tierra
y hay este beso
qué nunca abandonó tus labios”
Alba habla mucho de la muerte en AZCA. ¿Pero qué muerte? Muchos también conjugan amor-muerte-ausencia-olvido-desamor. Necesito ayuda.
Adrián Fauro
14:02 6 sept
La quinta vez que estoy leyendo AZCA hago un collage con ‘how would oggglove you’, ‘el día que estuviste enfermo’ y ‘uñas mordidas, corazones rotos’:
y me pongo a llorar
de la alegría indescriptible que me produce verte
[morir
cerca de mí
si hubieras muerto, amor,
yo habría seguido como si nada
si hubieras estado conmigo
te habría prohibido la muerte.
Ese amor egoísta y sin medida de la adolescencia es, en realidad, el amor que hasta que no reconocemos como pulsión no sabemos entender. Pero cuando quieres vuelves a esa adolescencia intentando aprender a no ser adolescente, solo a sentir que lo eres aunque sea por momentos pero con más paciencia, más empatía, menos violencia y las manos más suaves. Acaricio una cara, preparo una sopa y preparo un vaso de leche en paz. Beso unas manos en paz.
Alfredo Crespo
19:17 15 sept
Dice Juanpe Sánchez López:
«Escribimos los recuerdos del amor.
El amor siempre es pasado.
siempre es ausencia?»
Dice Ángela Segovia que «el amor es necesario para atravesar el infierno»; será que también es necesario para poder «estar» en el paraíso.
Dice Liv Strömquist que «con el amor es como si ocurriera lo mismo con la muerte, que puede ocurrir como algo completamente inesperado que lo cambia todo».
Dijo Maria Merçe-Marçal:
«Morir: quizá solo
Perder forma y contornos
Deshacerse, ser (…)»
Dijo Barthes que «la ausencia amorosa va solamente en un sentido y no puede suponerse sino a partir de quien se queda -y no de quien parte-: yo, siempre presente, no se constituye más que ante tú, siempre ausente. Suponer la ausencia es de entrada plantear que el lugar del sujeto y el lugar del otro no se pueden permutar».
¿Eso quiere decir que si no estás, no existes? Creo que la ausencia del amado se concibe como una muerte, como la aniquilación completa del sujeto lírico, que solo existe en tanto que ama y, despojado del amado, desaparece, muere. ¿Es por eso que has muerto?
Dice Alba Flores Robla:
“Sí, yo también
tengo más miedo de la vida
que de la muerte.”
“Ya verás que vendrá alguien a morirse a [tu cama”
“Moriremos el mismo día y a la misma hora,
en distintas ciudades
quizás en diferentes hemisferios,
seguro que en diferentes camas.”
“busco en internet ayuda cómo resucitar a [quien se ha querido
(…)
y entonces apoyo tu cuerpo en un árbol
y me pongo a llorar
de la alegría indescriptible que me produce [verte morir
cerca de mí”
Dijo François Mauriac algo así como que la verdadera muerte radica en el olvido. «La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo».
Creo que Alba y Mauriac dicen lo mismo. Que la muerte es el olvido y que perseguimos incesantemente que no llegue ese momento en el que los sentidos no son capaces de recordar nada —cómo era la persona amada, cómo se movía, cómo olía— .
Adrián Fauro
23:15 22 sept
AZCA no descubre nada, no inventa una nueva poesía ni está escrito como algo firme que se defiende de toda crítica, es un libro que muchas veces pasa del lugar común al cliché, pero que llega siempre donde quiere Alba Flores. Es sencillo, sincero y se ríe del cánon, por eso se entiende su corazón roto diseccionado aunque se lea con un corazón nuevo y bombeante.
Alfredo Crespo
00:15 25 sept
El poemario de Alba es, para mí, una búsqueda incesante por reescribir el amor perdido, para así poder asirlo. La intimidad es lo primero en corromperse. Y tratamos de reconstruirlo con las manos. Y no poder llegar, ni agarrarlo, es lo mismo que la muerte. Creo que por eso que manoseamos las heridas, nos hurgamos, introducimos nuestros dedos dentro para sentir el dolor como parte de lo que sucede y así leemos AZCA.
Coda:
He vuelto a leer el libro estando enamorado: sigue doliendo, y más, porque no queremos llegar nunca a tener que ser arqueólogos del desamor. La importancia de este poemario se fundamenta ahora también.
“para ti deseo los bosques más hermosos
y, sin embargo, no puedo.
No puedo abrir mis manes ante ti,
ofrecértelas repletas de árboles”
Alba Flores
[1] Lo siento, Alba. Adri y yo no dejamos de hacer suposiciones.
Poscultura nace como revista cultural más por necesidad que por capricho. Somos el nombre de la cultura. Somos frikismo ilustrado. Somos Good Kids, MAD city.