“Tupac Shakur fue un gran rapero de la década de los noventa y también un gran defensor de las causas sociales en Estados Unidos. Todas las ciudades estadounidenses tuvieron en la década de los noventa a sus influyentes raperos reivindicativos: KRS One en Nueva York, Arrested Development en Atlanta y Tupac en Los Ángeles, entre tantos otros. Todos los raperos de la época, además de grandes figuras reivindicativas, también eran grandes OG’s. Un día, alguien disparó a Tupac y terminó con su vida y -por tanto- con su trayectoria musical. A partir de ese momento, se aceleró el curso de los acontecimientos y la figura de Tupac Shakur se convirtió en un símbolo del gangsta rap. Años más tarde, parece ser que el holograma del rapero estadounidense se le apareció a un rapero español y se sinceró con él: “Desde el día de mi muerte mis letras son un símbolo del gangsta rap. ¿No habrá llegado la hora de que regresen a su Ítaca libre?”
Halagado y exaltado por esta visita del holograma de Tupac, el rapero español mandó extraer del suelo enemigo las letras del yankee y se las llevó de vuelta al conscious rap, pensando integrarlos en el hermoso movimiento de Hip Hop en el que el rapero español había crecido. Pero nadie pudo detener el increíble curso de los acontecimientos: en el idílico mundo del Hip Hop español (lugar sagrado donde, desde finales de los noventa, se reúnen las grandes mentes del país para guardar la moral ante la amenaza del mal), los raperos del movimiento -todavía nuevo en España- habían creado un panteón para las grandes figuras del conscious rap; así que le quitaron a Tupac a los defensores del gangsta rap y lo enterraron en su cementerio de la moral, que por aquel entonces sólo contenía la tumba de otro gran rapero (el Hip Hop en español rebosa de grandes raperos), Scott La Rock.
Pero el curso de los acontecimientos se precipitó una vez más, y muy pronto todos los jóvenes se enteraron de aquello que los raperos españoles más mayores no se habían atrevido a confesar: ante la tumba de Tupac en el Olimpo del conscious rap, se habían encontrado en un aprieto: las letras del rapero de Estados Unidos se había mezclado con el de otros raperos de conscious rap y no eran capaces de distinguir su música de la de cualquier otro, así que no habían sabido cuál elegir. Y ante aquellos trozos de plástico y canciones americanas, el rapero español nunca se atrevió a mostrar sus dudas. Así que resulta que lo que se había llevado al Olimpo del conscious rap no era a Tupac, sino al primer rapero español que pasaba por allí.
En España se quiso mantener en silencio todo este lúgubre y cómico error, pero nadie ha podido detener el curso de los acontecimientos en la era digital en la que vivimos y, la década pasada, Solo Truth y Lex Diamond contaron toda esta patraña en su ‘Plan B‘. ¿Qué hizo el resto de ‘Spanish rapers’ ante tal revelación? Callar. De modo que los huesos de Tupac yacen todavía aún a dos mil kilómetros de su barrio natal, en suelo enemigo, mientras el cuerpo de un rapero español, que sin ser de ghetto era también un rapero, se encuentra desterrado en un limbo moral que no había despertado en él sino indiferencia.
Hace mucho tiempo su mujer le había contado esta historia; les parecía graciosa y pensaban que de ella se desprendía una lección moral: a nadie le importa una mierda dónde van a parar los huesos de un muerto“.
Sociólogo retirado y periodista amateur. Escribo de música porque es lo que ahora mismo me llama la atención, el día que deje de hacerlo me verás escribiendo sobre otras mil cosas: cómics, cine, literatura… lo que sea. He estado en mil y un proyectos pero nunca como en casa.