O por qué el Coronavirus también tiene sentimientos profundamente patrióticos o porqué el amor es la peor de todas las pandemias
Dedicado a D@ni*l B3rn*b€
Y a todas esas cándidas gentes que,
en algún momento, me parecieron gilipollas
He pedido a mi padre que se quite los zapatos para entrar en casa
por si ha traído un boomer de sandía en la suela o
por si lleva el virus debajo de la axila
como una hogaza de pan de pueblo que se posproduce
en una nave industrial refinadora de harina cortada
con tiza.
Si esnifo tiza tendré la fiebre suficiente para convertirme en el caso cero
Si esnifamos juntos tiza podremos inaugurar una guía de actuación
contra los falsos casos de coronavirus encontrados en España.
Estoy completamente seguro de que nadie está seguro.
Estoy completamente seguro de que algo está pasando ahora mismo
por la cabeza de Plácido Domingo y no me refiero al culo de una quinceañera
estoy completamente seguro de que acabamos de alcanzar la fase de contención
y el sentido estético del realismo limpio
especialmente por la cantidad de guantes y mascarillas y dispensadores
de solución alcohólica —cuidado millennial— prohibido ingerir bebidas
alcohólicas en la vía pública
que se han robado dentro de los hospitales.
Tengo un plan para el lapso
entre la suspensión de las clases y la no suspensión laboral
y no me refiero a la omisión sanitaria
ando liado con el diseño de un cartel
para presuntamente cuidar gratuitamente
a todos los menores de mi bloque
aunque la verdadera intención es instruirles en
acción homosexual antifascista, discúlpame pero
es justo esa la razón por la que no puedo ir a chuparte
la polla.
También pienso [con cierta frecuencia]
reunir a todos mis exnovios en una fiesta «coronavirus free»
efectivamente también libre de violencia patriarcal
ecomarxista proderechos de los no binaries
donde las copas cuesten 8.99 €
y se consuma coca que viajó en el recto
de alguna compa, brasileira, precaria
aunque lo importante no
era esto era
que pienso reunir a todos mis exnovios en una fiesta
para que puntúen por suckdicks
[una aplicación basada en goodreads y en hechos reales]la capacidad del sujeto poético para chupar pollas
en la cama de tus padres
en los asientos de atrás del coche
en el parque Doramas
en los vestuarios del gimnasio
en los vestuarios de la piscina
en la sacristía
en los baños de la sala de tecno
en los baños del centro comercial «El Muelle»
ahora que los últimos estudios no han detectado
material genético del virus en fluidos seminales.
¡Bienvenido a la fiesta de la democracia!
también pienso invitar a aquel amante cruel
si toda su familia ha sido víctima
de la salvaje pandemia coronavírica
para recordarle tal como él hizo hace un tiempo que
«a todos se nos ha muerto un ser querido en algún momento de la vida»
solo porque estoy completamente seguro de
que no soy una excelente persona.
Espero que la catástrofe planetaria sea esta
porque la luz que hoy nos baña es la mejor de entre todas las luces.
Espero que alguien purísimo —durante el asalto a Mercadona—
haya dado el primer paso tomando cinta adhesiva para tratar
la reconstrucción del sistema sanitario con suma delicadeza.
Querría agradecer al coronavirus toda su trayectoria teórica
especialmente el profundo sentido crítico y su incansable lucha
por la reducción de las emisiones de CO2
sin necesidad de declararse héroe de la materialidad histórica.
En la sala de la fiesta donde he reunido a todos mis exnovios
hay un hombre opinando porque no sabe aplicar oportunamente
las medidas de contención del Ministerio de Sanidad, aparte
hace frío y aunque quiero enviarle un sms al efecto invernadero
ya es tarde porque cambió de teléfono móvil.
Si no vamos a usar su móvil para cortar la tiza
prefiero meterme miedo a mí mismo.
Si no vamos a usar su móvil para cortar la tiza
Podríamos emplear los dos metros cuadrados del aseo
para preparar cócteles de lluvia dorada.
Si no vamos a usar su móvil para cortar la tiza
espero que ni mañana ni pasado ni nunca, tengamos que volver al trabajo.
¿sabes? detesto trabajar.
Me parece perfecto que Ortega Smith sea en realidad el más valiente
de todos los antifascistas
es una obviedad pero
esta noticia ha reconciliado el sentido político con los deseos sexuales
además de a las dos Españas
porque no desmiento que ciertas imágenes pornográficas han rulado
por la memoria SIM de mi cabeza.
Nadie se ha preguntado si el coronavirus tiene cabeza
o sentimientos de identidad nacional
o si ha sido coeditor de alguna antología ecomarxipoética
o si sencillamente le apetecía ir al mitin de Vistalegre
porque el coronavirus también gusta de quedarse en casa viendo Netflix.
Desde luego que el coronavirus
de ser algo es catalán porque viene con todo lo malo
no entiendo por qué estamos hablando de él
y no de las víctimas de ETA
espero ansioso que invada Venezuela para emplear
en 9 de cada 10 conversaciones
la palabra: Venezuela
estoy seguro de que el coronavirus es trans y acostumbra
a irrumpir en baños de personas cis para aterrorizarlas
y que usa velo en Francia si está racializado
pero si no lo está, hace mute con las vindicaciones de las mujeres persas.
Si hay un virus profundamente asentado en el imaginario tardocapitalista
debe ser el de vender la lucha social para encontrar poltronas institucionales
perdona si me preocupan nuestras posibilidades de futuro.
Volviendo al origen del foco infeccioso
¿Sabrá Vergabé que por el momento los virus no son seres vivos?
Al próximo que escriba «el capitalismo ha cancelado las posibilidades de futuro»
le obligaré, a punta de pistola, a explicar qué narices significa esa frase.
Si no hay posibilidades de futuro no hay posibilidades de lenguaje
cada vez que pienso en el futuro pienso tu nombre
y pienso en el gabacho al que te follas
por el que has sustituido nuestros encuentros en las habitaciones
de tus compañeros de piso por cafés en calle Argumosa.
un francés ha robado nuestro futuro y ni siquiera has llorado
por haberte perdido cuarenta episodios de la serie de nuestra vida.
este poema apocalíptico es el lugar perfecto para contarte
cómo en el episodio trece hacemos un viaje en tu coche de segunda mano
al sur de Navarra y cómo paramos en un arcén
para besarnos y asegurar que nuestras manos están calientes
y asegurar que no somos candidatos para la preservación de la especie humana.
por preferir que sea un virus quien nos robe la historia de nuestro futuro
si no hay posibilidades de futuro habrá literatura.
Ahora mismo Anna Prats está pensando en el futuro de las mujeres
Y en alguna teoría conspiranoide donde un exconcursante de la drag race
fabrica el arma biológica definitiva para borrar la isla Lesbos del mapa.
Con esto de la crisis monetaria nos hemos dado cuenta
que no solo la masculinidad era frágil.
Es una imagen un tanto sórdida pensar que la mano invisible del mercado
al final fue ahogar en sus propias flemas a las personas que lo mantuvieron
activo tiempo atrás.
«activo no paso foto sin sitio» es mi rol preferido para pasar la cuarentena
para intoxicarnos de callejones sin salida
para observar la pornografía del cadáver de la hermana de un italiano
que llora frente a una cámara frontal con espanto
mientras ningún forense se digna a hacerse cargo del cuerpo.
te pido algo, por favor, si me falta el aire
que sea porque me atraganté con tu lefa
podrás presenciarlo desde tu cámara trasera
y subirlo a un onlyfans donde además aparezcamos
abriendo nuestros corazones ante cuatro o cinco pajilleros.
Supongo que no os habrá gustado mezclar
estas dos imágenes a la vez en vuestras cabezas
es obvio que esto es responsabilidad de les queers
y que Dios se ha encargado de enviar un nuevo virus con un nombre
más maricón si cabe que «virus de la inmunodeficiencia humana».
siento si esperabas leer un poema cómico
y te has dado de bruces con la tragedia
tan solo la eventualidad de lo trágico nos hace mejores
lo dice Aristóteles que tenía esclavos
y yo —en esta declaración intencionada—
quiero ser tu esclavo sexual porque sé
que tienes problemas con la palabra «novio»
como vuelvas a decir que somos amigos te obligaré
a punta de pistola
a repetir:
«el capitalismo ha cancelado las posibilidades de futuro»
he pillado en un portal de experiencias tu regalo de cumpleaños
por eso espero compartir el respirador en UCI contigo
si deciden hacer el triaje de los vivos y los muertos
te prometo, amiguito, que sacrificaré mi cuerpo por ti
y por cuestiones de ecología
para que sigas preparándote los temas de las oposiciones
tranquilito en casa.
si nos dejan pedir algo de sedación y lo tienes a bien
que nos chuten ketamina
y una sarta de noticias sobre los costos de la cancelación
de la copa del Rey (es fútbol, amigo mío).
Si muero quiero que me entierren con la sudadera que te robé
tan llena de pelotillas que ni me la reclamas muy en serio.
Si mueren todos tus seres queridos prometo llenar el vacío
con todo este amor que para ti he reservado
como aquella mesa para dos que el camarero guardaba
«para este par de maricones» con todo este amor
que es hoy más grande, y más pesado que toda mi biblioteca
prometo hacer arder todos los libros para incinerar a tus abuelos
a tu hermana y a tus padres sin tener que levantarnos de la cama
prometo encontrar la pastilla más rica de Berlín
no fotografiarte mientras duermes, niegas el alimento o lloras
prometo vengar las muertes asesinando a la hija del presidente
del país de los coronaviruses aunque esto produzca un conflicto bélico
de dimensiones incalculables.
El episodio quince no vivido pretendo simularlo contigo
porque he pasado demasiado tiempo leyendo a Heidegger
y demasiado poco tiempo viendo películas de zombies
y ahora no sé cómo responder ante este colapso sanitario.
No sé si la libertad de elegir entre un papel higiénico perfumado
o un papel higiénico cuatro capas me hace bien.
No sé si tanta mefe me hace bien.
No sé si otra candidatura de Donald Trump me hace bien.
No sé si la existencia de Wuhan nos hace bien.
No sé si una aglomeración en el supermercado nos hace bien.
No sé si la democracia representativa nos hace bien
a los listos.
Pero, permíteme que te diga,
creo que hacernos una mascarilla de barro y limón
y quedarnos veinte minutos abrazados
sin pensar en gran cosa, nos hará algo de bien.
Como la verdadera alarma es el codvid-19
estoy menos asustado por aquella relación sexual de riesgo
creo que es el momento perfecto para saturar el servicio
canario de salud pidiendo una serología
creo que es el momento perfecto para decidir
si quitamos el preservativo en esta amistad tan entrañable
que mantenemos
para no perder el contacto
o hipotecarnos por unos ciclos de quimio
espero que si doy positivo no te lo tomes muy a pecho:
con tos, fiebre, expectoración, mal estar general y odinofagia.
porque no seré yo
quien te delate
ante las autoridades epidemiológicas.
en el episodio veintiuno me internas en una clínica de desintoxicación
pues en realidad siempre me has querido
pero no tengo claro si el cataclismo
nos va a permitir dilatar tanto la existencia
hasta el momento más importante de nuestra relación
así que sé valiente por una puta vez en la vida
y dame la mano al andar por la calle.
en el episodio diecinueve nos hacía feliz
abrazar a todos los seres sintientes de la rave.
El tópico es el amor posapocalíptico
porque el autor tiene fe
es decir
está absolutamente convencido
que será el amor y no los Estados Unidos de América
quien nos salve
en la ficción el sujeto poético
no se ha comido ninguna polla
entre este verso
y este otro
pese a que las pollas no transmitan el coronavirus
yo soy tú, pero sin histeria colectiva
el sujeto poético tiene ganas de alimentarse
con la fiebre del sexo
y el calor de los pies de su objeto poético
que son los más suaves entre todos los que conoce
se ha infectado con la dolencia del pensamiento mitológico
y ahora toma por verdad a la imagen, y por mímesis
quiere parecerse al jugador de baloncesto aislado
pero sin coronavirus quiere parecerse
al hombre más bello que jamás pisó la tierra
por eso se pregunta si es un buen momento
para conocer la isla de Java
o para viajar a la Antártida
o si harán descuentos
en alguna clínica de corporación dermoestética.
no puedo prometer que la fiesta con mis exnovios
sea una reunión menor de mil personas
ni tampoco un 8-M
pero sí puedo prometer lo siguiente:
si las ministras conjuntaron sus medidas protectoras
sabían algo que desconocían las otras
luego no en toda ocasión
el feminismo es igualdad
disculpa si paso el coronavirus con tanto entusiasmo democrático
Inciso: espero que con las medidas de seguridad sanitaria
Lidia Falcón no se encuentre ahora mismo explorando tus genitales.
Ahora que no sabes qué te aterroriza más
si tocar a tu abuelo o que lo siga haciendo la chica latina
a la que no dejasteis de repetir en Nochebuena que
«era una más de la familia»
o caer en la cuenta de que te encanta que te escupan en la cara
pero que nunca le has limpiado la mierda del culo a tu abuelo
que te provoca náuseas la idea de limpiarle
el culo a tu abuelo y agradeces al coronavirus
mantener cierta distancia con la memoria
yo solo espero transmitirte
la tranquilidad
textual de la palabra
pues «infectar» por lo visto estigmatiza
que quedes paralizado como un corzo ante
el ojo/nariz/guiño del cazador que ha captado
la belleza de tu forma
contemplar y detener la acción es entonces
permitir la vida en el mundo.
Y por vida entiendo a los amigos
Y por eso cuando mi mejor amiga,
me envía un audio desde Dakar preocupada
por la situación global del planeta ante esta catástrofe
yo estoy preocupado por si de tanto extrañarla
no alcanzo
a abrazar su voz.
En cualquier caso, es una medida preventiva perfecta.
Y por perfecto
te entiendo a ti besando a aquel tonto en la discoteca
mientras jugábamos al futbolín en el after contra
un matrimonio de cocainómanos
cuando aún no había una gráfica de víctimas mortales
y todo resonaba como un eco lejano de miedo en otra parte
y sin embargo tu voz quedaba sobre el regazo y decía
«Rodri» [acaricias mi cuello] «vayámonos a dormir»
Hoy sigo dormido en los cuerpos que amé
pero el deseo no infectó
y también en aquella tontería de cobrarle a un guiri
cincuenta pavos por una mamada
Sigo dormido en los cuerpos que desprecié
infectos de deseo
y también hoy sigo dormido
en las manos de mi tía María
cuando demenciada
no paraba de suplicar
que la follara allí mismo
quería mostrarte que la enfermedad
también nos tiene reservada el pábulo y la ternura
en mi historia de amor apocalíptico
tan solo la generosidad vence
por eso en el episodio cuatro de nuestra vida
pilles verduras
porque son perecederas
como tú y como yo
y guardan una lección
sobre la que tenemos mucho que aprender
aunque más adelante cierren todo comercio
y debamos pasar hambre abrazados bajo el nórdico
cagándonos en aquel libro «los enemigos del comercio»
(Antonio Escohotado, 2008).
Rodrigo García Marina (Madrid, 1996). Estudió música clásica, medicina y filosofía. Se gana la vida enseñando, escribiendo y editando libros.
TAN FUCKING BUENO!!!