Israel B – Hielo: El knowledge del underground

Corría el año 2007 cuando salía a la luz por vez primera un vídeo que a la larga terminaría por convertirse en un icono dentro de la historia reciente del hip hop español. En él, dos jóvenes cualquiera aparecen improvisando, a golpe de beat box, en un parque cualquiera de Madrid. Un vídeo casero, como tantos otros, en el que adolescentes ‘random’ sueltan sus barras y relatan sus vivencias juveniles entre bancos, litros y porros. En el eterno recuerdo de Youtube todavía es posible encontrar esta pequeña joya de la escena urbana contemporánea, aunque doce años después las cosas hayan cambiado bastante. Entre otras cosas porque aquellos dos adolescentes, conocidos entonces bajo los heterónimos de Crema y Markés, son desde hace un tiempo dos referentes indiscutibles de la cultura urbana de este país. Ambos crecieron y se desarrollaron durante esa década convulsa, que comienza un poco antes del 2010 y se prolonga hasta la actualidad, en donde la cultura Hip Hop en España no dejaba de transformarse y conquistar nuevos espacios, de crecer exponencialmente hasta llegar a convertirse en una de las vanguardias de la cultura popular nacional. Y es que ahora que la “Música Urbana” es una de las tendencias de moda, y que el poder de Youtube como medio de difusión es masivo, afortunadamente las cosas resultan bastante más sencillas para la comunidad de consumidores y productores afines a la cultura Hip Hop (en el sentido más amplio y general del concepto). Pero para comprender e incluso para poder apreciar con mayor rigor las obras del presente, es importante no olvidar (aunque nunca estancándose en ella) la historia general que le da sentido a este movimiento. Y en ella, tanto C.Tangana/Crema como Israel B/Márkes han escrito muchas líneas importantes.

A estas alturas de la película poco queda por decir sobre la trayectoria de Tangana que no se haya dicho ya. Tanto por talento, como por empeño y sobre-exposición mediática, Pucho ha alcanzado cotas inimaginables para este género en España. Sin lugar a dudas se ha pasado el juego. Tanto, que ha sido uno de los principales exponentes de esa transformación musical del Hip Hop nacional que ha sido resignificada bajo la categoría de “Música Urbana” (ese nuevo concepto que pretende hacer referencia a las novedades musicales que se nutren principalmente del género Hip Hop y de sus múltiples hijos bastardos, como es el caso del trap, el reguetón, o el dembow entre otros). Por su parte, el camino tomado por Israel B en su trayectoria existencial ha seguido senderos radicalmente diferentes. Apartado de los focos y de la atención mediática, se ha convertido en uno de los nombres propios del underground gracias al indiscutible talento presente en cada uno de sus tracks. Sin recurrir a grandes medios y apareciendo muy de vez en cuando, el de Orcasitas se ha ganado el respeto y el reconocimiento de todo el panorama, y a su manera, desde el barro y el asfalto, también se ha pasado el juego.

Quizás la gran diferencia entre los dos protagonistas de aquel vídeo sea la de su concepción de la victoria. Mientras C.Tangana concibe la victoria (al menos desde su particular performance artística) desde la perspectiva del éxito y de la repercusión pública, desde dentro de la sociedad del espectáculo (como el propio Crema ya señalaba en el primer párrafo del tema Pagar del año 2009: “tienes que cambiar, ganar para pagar”) Israel B entiende la victoria como una forma de resistencia desde el margen de la sociedad que representa el barrio empobrecido de la clase trabajadora. Porque en el barrio no hay posibilidad de ganar, solo de resistir. Y estas dos concepciones diferentes a la hora de comprender la victoria, la creación artística, y a fin de cuentas, de entender la vida atraviesan, de algún modo, el EP de Hielo. Publicado a mediados de Diciembre del 2018, el último trabajo de Israel B constituye una manifestación musical de primer nivel de la trayectoria artística y personal de este OG madrileño que cada dos años vuelve para mostrar al panorama que si quisiera podría ser el mejor. Pero quizás, en ese poder pero no querer es donde reside el encanto y la potencia de este Mc acostumbrado a nadar a contracorriente.

El trabajo, creado y editado codo con codo junto a los LOWLIGHT, consta de siete tracks en los que aparecen tres colaboraciones de lujo: dos habituales como Kaydy Cain y Demaro Small, y una novedad para muchos inesperada, Robie, artista emergente que seguro dará mucho que hablar en este 2019. El EP se inicia con el Intro ’98, tema de adelanto que salió a principios de Diciembre y que refleja en gran medida el contenido general de este trabajo en donde se entrelazan elementos de la vieja trayectoria de Markés en Corredores de Bloque adaptados a las nuevas circunstancias del presente (es decir; nuevas formas, viejas mierdas). Quizás por ello sus productores decidieron apostar por este track a la hora de realizar el videoclip de presentación. Y el resultado audiovisual, a cargo de Orballó Estudios, no podría haber sido más logrado.

A nivel visual, el formato elegido para realizar la filmación se presenta como una declaración de intenciones que refrenda el apartado lírico. La composición formal del vídeo está repleta de primeros planos y contrapicados, dos tipos de planos muy habituales en los videoclips clásicos del Hip Hop underground. En este sentido, también resulta muy interesante analizar el uso que se realiza en el montaje con diferentes cortes de vídeos caseros (en los que aparecen Kaydy, AC3 y el propio Israel). En ese juego de contraposiciones, el discurso formal trata de mostrar que la distancia entre lo que aparece en la recreacción ficcional del videoclip y el componente real que muestran los vídeos caseros es mínima.

Esta perspectiva realista adoptada en el plano formal del vídeo también aparece reforzada por los decorados minimalistas presentes en las diferentes escenas del cortometraje. En la primera escena Israel B aparece vestido de blanco impoluto, en concordancia con el efecto “nieve” que da sentido al plano secuencia que narra la historia. El resto de elementos que aparecen son secundarios, y por lo tanto poco recargados. El sofá, las plantas, el cuenco tibetano (guiño a la simbología budista que en más de una ocasión ha sido referenciada por el artista a lo largo de su obra), la torre de libros apilada contra la pared del fondo (referencia explícita a la importancia del knowledge dentro de la tradición del underground) y los dos discos que aparecen en la estantería (de Jay Z y Micheal Jackson concretamente) se encuentran en perfecta armonía con el contenido de la su discurso. Porque al de Orcasitas se la “suda el Porche”, “el AMG” o “cualquier otro coche”, ya que como para las grandes estrellas del baloncesto callejero de Estados Unidos, no es tanto el dinero que pueda ganar lo que le llena y realiza, sino el hecho de “Que las gradas estén llenas porque juega esa noche”. Es ese reconocimiento de una escena por la que tanto ha hecho, el respeto de las calles de donde viene, lo que constantemente impulsa a Israel B para volver a la actividad. En otra de las escenas que aparece intercalada en diferentes momentos a lo largo del vídeo, el patrón minimalista se repite. Esta vez en un espacio exterior, con un bloque de edificios de fondo (imposible no encontrar aquí alguna reminiscencia de su condición de eterno Corredor de Bloque) y ante un plano contrapicado que se prolonga en el tiempo, Israel deja claro para quien sigue estando dirigido su mensaje. Nuevas formas, viejos códigos y el mismo tipo de público de siempre sustentan los fraseos que dan vida a su storytelling.

“Para mis niños, pa´ to´el que lo sienta, Pa´mis quinquilleras con oro y chicle de menta”

Para terminar el análisis de este videoclip es necesario realizar una última mención a la escena final que completa el significado de la narración. Filmada en blanco y negro y utilizando una nueva contraposición entre un plano secuencia donde el protagonista aparece en la parte de atrás de una moto mirando de frente a la cámara (de nuevo un plano contrapicado) y diferentes primeros planos en el que la indumentaria, chándal y chaquetón deportivo del Arsenal, nos recuerda al viejo Márkes. Y es que con esta técnica cinematográfica el clip pretende remitirnos a una época pasada en la trayectoria del artista que todavía sigue presente. De ahí que la escena se inicie con el “Te acuerdas primo cuando estaba por ahí, Tirado con los chicos 341 buscando la laif'” (en este fragmento también cuesta no observar cierta analogía, quizás subliminal, con el clásico temazo del grupo Triple X, “Ya no te acuerdas”), en donde hace referencia a ese pasado sucio y poco reconocido propio de la marginalidad del Hip Hop en tiempos no tan lejanos, para a continuación resaltar que “Ahora mi música worldwide cabrón, suena en mansión, en los barrios, en las viviendas de protección, Y en los carros de esos hippies que se van de misión”. Es decir, que sin cambiar su modo de ser ni su modo de comprender y producir la música, ésta ha dejado de sonar solamente en los márgenes en los que nació. Ha llevado los márgenes hasta el centro, pero sin sacrificar su identidad comprometida con ese margen del que no puede (ni quiere) salir.

El resto de canciones que componen Hielo siguen un sendero más o menos similar. En los temas Boyz in tha hood y Guetto superstar, colaboraciones con Kaydy Cain y Demaro Small respectivamente, Israel B hace gala de su flow habitual basado en un discurso lleno de códigos callejeros propios la tradición del underground español (concretamente el de Madrid), fraseos ingeniosos y directos al cerebelo del oyente que relatan las historias recurrentes que se viven en muchas esquinas de los barrios pobres de este país. Música de canallas para rular en carros fumando porros y dando vueltas por las esquinas de cualquier barrio. En Boys in tha hood (aquí existe una referencia directa a la clásica tradición del underground que encontramos, por ejemplo, en la canción con el mismo título de Eazy E, que abre el álbum debut del grupo “N.W.A” en 1988, o la icónica película del año 1991, también con el mismo título, dirigida por John Singleton e interpretada por Ice Cube) los dos artistas del distrito sur madrileño nos hacen recordar que Corredores de Bloque es para siempre, y que para ellos esto sigue siendo como antes, “Por el gueto, Rulando como un basurero, Las esquinas son punto pa´hacer dinero”, aunque ahora todo vaya mucho mejor, ya que como dice la voz rasgada de Márkes “Aquí vivimos bien pero apuramos la chusta”.

Por su parte, el tema 2 pistola pa´un manco se encuentra dentro de esta línea temática tradicional que siempre ha caracterizado al de Orcasitas, pero quizás en un tono más oscuro y rasgado, más cercano quizás a la influencia del clásico grupo madrileño Perros Callejeros que tanto lo marcó en su juventud, como reconoce en la magnifica entrevista que hace unas semanas le hizo Aleix Mateu.

En el tercer tema, Algo que no sepa, Israel se centra en su faceta más melódica y triste para crear una balada contemporánea en la que, gracias a la sinceridad de sus letras y al contenido desgarrador de su narración, es imposible no verse mínimamente afectado. Y es que pocos artistas en el panorama relatan tan bien como él las miserias que la individuación y la soledad de este sistema generan, en donde los sujetos se ven sistemáticamente aislados y despojados de gran parte de su capacidad afectiva, relacionándose en un ambiente de toxicidad del que difícilmente se puede salir ileso, bien sea en el plano amoroso, en el plano de la amistad o en el plano socioeconómico.

En el track Hielo, esa dimensión afectiva desolada vuelve a ser el hilo discursivo musical, pero esta vez desde una perspectiva diferente. En esta canción no hace tanto hincapié en ese sentimiento de soledad e individuación tan característico de la cultura moderna, sino en como hacer resistencia a esa realidad. Y por ello aparece de nuevo la figura budista del Lama como referente de esa resistencia individual ante lo tóxico de la condición humana, pues tal y como refleja el segundo párrafo de la letra, “He sido un bloque hielo en la sabana, He sido sido rabia pura en forma humana, No podía dormir pensando dos semanas, He meditao dentro’ del agua como un Lama”. Porque solo desde la aceptación de la dura realidad humana, “Tenlo claro desde el día en que naciste, Naciste solo y solo vas a morirte”, es posible trazar estrategias de supervivencia en una época en la que todo lo sólido se desvanece.

“Eso es así, lo tengo claro desde el día en que nací, Si naces solo aunque no quieras solo te vas a morir, Y tú haz lo mismo… confía en ti, Después de ti en 3 o 4 que por ti van a morirse”

Finalmente, el tema más diferente al resto, pero no por ello menos interesante, es el de Nasty. Porque quizás que su eje temático siga una línea ajena a la del resto de temas, como ya se dijo con anterioridad muy relacionados con la temática y estética tradicional del underground madrileño, pone de manifiesto la diversidad de registros en los que puede desenvolverse con gran soltura Israel B. En una instrumental con bastantes reminiscencias de la música latina (probablemente la bachata sea la principal), el discurso tratado en esta canción es el de la temática amorosa. Sin embargo, la postura que toma para abordar dicho discurso parte más bien de una dimensión corporal del amor que de una concepción romántica del mismo. De ahí que antes de empezar a cantar suelte un “cero romantiqueo” a modo de aviso para navegantes. Más allá de los tópicos manidos sobre el modelo de amor romántico que rigen todavía a día de hoy las relaciones amorosas normativas, este tema es una oda a la sexualidad activa y compartida.

También muy a tener en cuenta el registro lírico del que hace gala Israel B, quien a pesar de hablar desde una perspectiva donde domina la suciedad (en el buen sentido del término) y lo explícito, el vocabulario y las rimas que utiliza son elegantes y muy poco obscenas (es decir, más eróticas que pornográficas), lo cual es de agradecer en un género en el que a menudo hay un sobre-exceso de elementos pornográficos (que tampoco está mal, pero a veces cansa). Incluso tratándose de España, este hit podría sonar perfectamente en cualquier radio nacional, ya que tanto por la calidad en su sonido como por su buen hacer a la hora de equilibrar los elementos explícitos e implícitos de la sexualidad podría pasar la rancia censura que gobierna las radios de este país (aunque muy probablemente a Israel B sonar en la radio se la sude mucho más que no tener ese Porche).

En resumen, que aunque haya aparecido a finales de año, el EP Hielo ha sido uno de los trabajos más logrados de este 2018 que tanto ha dado que hablar en lo relativo a la escena urbana. Una producción de lujo a cargo de los LOWLIGHT, que en los siete temazos que lo componen aparecen muchas de las claves para comprender la realidad de la “Música Urbana” actual (concepto que en esa entrevista con Aleix Mateu reconoce no comprender, y con muy buenas razones a ojos de quien escribe), de donde viene, en que momento está y hacia donde puede dirigirse. Israel B seguro que no se aleja demasiado de ese sendero comprometido con los márgenes que le ha hecho llegar hasta este punto, pero ojalá llegue el día (y sea más pronto que tarde) que este artista reciba todo el reconocimiento (y toda la puta pasta) que se merece por su música y por su compromiso con las raíces de un movimiento que en su imparable transformación a menudo son olvidadas.

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