Selección de poemas de Sergio Colina (Barcelona, 1985), licenciado en Derecho y Relaciones Internacionales que actualmente estudia Filosofía. Ha colaborado en revistas literarias como Lateral, Quimera, Espéculo, Nokton Magazine, SureS o el Boletín Cultural y Bibliográfico de la Biblioteca Luis Ángel Arango (Colombia). Además de dirigir la revista cultural 2384 (2012-2018), codirigió el proyecto editorial La valija diplomática (2017-2020), y ha publicado los poemarios La agonía de Cronos (INJUVE) y Las guerras frías (Cuadernos del Laberinto), de donde proceden estos poemas.
La agonía de Cronos 1
Se ha roto el jarrón.
El jarrón se ha caído y se ha hecho añicos.
Cada gota
azul
diseminada
tiene el peso
afilado
de una lágrima
de amianto.
Se ha roto el jarrón.
En el suelo se forman grumos de gluten endurecido,
fluctúan pulpos a borbotones, reconcentrados,
el magma se ennegrece como dos manos hundidas en el vientre,
luego el pavimento comienza a resquebrajarse, dos pozos
lo absorben todo como el beso del vampiro (SUPERNOVA
titilante de tu boca convertida en cúspide de la creación),
triturando con molares de fango seco lo vertido,
lo perdido, lo encontrado, las flores azules
desarrollan piernas de mujer,
se calzan medias de rejilla, chapotean
en la charca agria del champán adocenado,
luego todo es rosa, y sigue hundiéndose
deslizándose como un rape viscoso presa del auténtico rigor mortis.
Todo eso ocurre en Arizona, o en Ohio, o en Granada, Tombuctú.
tus buenos días son amplios, diáfanos.
huelen a pan de leche y rozan la nuca
suenan a sonrisa, a escalofrío,
saben a piedra calentada al sol.
Los papeles son de cáñamo son de lápiz
Los papeles son de cáñamo son de lápiz
los gritos de una orilla retumban y retuercen en la otra
en el monte Atos se rasgan las túnicas y se arrojan al vacío
con las cuencas huecas
hay más de cien mil muertes por perforación ventricular
mediante barras de grafito que son ardor hecho carne
y venas
pero luego está el mar
y las olas que adormecen las pieles abrasadas
y las rocas de sal en la comida y la bebida
y a partir de ahí los oídos se taponan y se hacen grandes las membranas
entre los dedos,
y prosiguen los rezos,
y el silencio se extiende cargado de aullidos y también de fruta
y los comensales se dan un beso en la frente tras partir el pan.
Y escancian el vino y se quedan dormidos
y el papel de fumar es de cáñamo
y es un lápiz.
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