Antología poética de la especie humana: La poesía es Dios

Un grupo de investigadores portugueses de las Universidades NOVA de Lisboa, Oporto y Aveiro han descubierto la estructura molecular del Tornasol, un tinte utilizado hasta el siglo XVII como acuarela medieval. La planta de la que proviene se llama Chrozophora tinctoria y nace en la frontera del sudeste de Portugal con España. La investigación permite identificar las propiedades de las obras y mejorará la conservación de manuscritos medievales para su estudio. Mientras, Ashkät Sheeram, de Ujbén, ha dedicado su vida a estudiar la poesía humana, a traducirla y recuperarla para explicar el fin de la especie así como el lenguaje como una enfermedad que ni escribir ha podido curar.

“Dios quedó atrapado en la infancia del lenguaje”

Antología poética de la especia humana (Franz Miniediciones) es un recorrido por el nacimiento y la muerte de nuestra existencia que muestra la dependencia de Dios, la necesidad de la naturaleza y la idealización del amor para llegar a la conclusión de que todos han sobrevivido y muerto varias veces en nuestras manifestaciones artísticas. Juan Ángel Asensio ha escrito un libro de ciencia-ficción en el que incluye la poesía que él mismo analiza a través de su protagonista. Sus análisis incluidos en notas a pie de página cargan con el peso de la lectura dejando flotar por encima de ellos unos poemas que trazan una línea temporal en forma de W:

Dios                  Dios                  Fin

Naturaleza            Amor

Puedes aferrarte a Dios porque te da miedo la muerte, al amor porque te da miedo la vida, a la naturaleza porque te da miedo la gente. Cada una de las opciones en las que nos acomodamos surgen del mismo agujero. El miedo a la soledad. No a la soledad física, material e identificable a nivel superficial, al sentimiento de soledad. Se confunde constantemente el estar solo con sentirse solo y es más sencillo quedarse en esa capa antes que intentar explicarse de dónde viene. Sentirse solo es demasiado doloroso como para hundir la mano en ello y averiguar qué, cómo o cuándo ha empezado esa fase de nuestras vidas. Ahí llegan Dios, el amor y la naturaleza. Sin embargo, acabamos matándolos a los tres porque el miedo ha dado lugar a ego y orgullo.

La poesía surge en Antología poética de la especie humana para recorrer la historia y proclamarse como salvadora del mundo. Asensio la coloca al nivel de Dios. Si fuera @Poesia_es_Bot diría: La poesía es Dios.

Así se explica que la literatura humana se haya encerrado siempre en “una obsesión inquebrantable hacia ciertas temáticas, hasta el punto de que todos los poemas parecieran la reescritura de un único texto”. De lo indescifrable de la poesía que para el protagonista del libro es ficción surgen asteriscos en los que se analiza a sí mismo. El misterio es ese agujero, un espacio que ignoramos, que nos ignora y en el que “yo soy aquí eternamente nunca”. La liberación es suave y menos frustrante que ver la muerte como una configuración molecular. Estar y no ser.

“las manos de la abuela suaves como el estómago del nopal”

Yo prefiero aferrarme a la naturaleza, a odiar la playa y adorar el bosque. Centrar mis energías en algo que existe y se adentra en mí constantemente. Una casa de “arrecifes incorpóreos” en la que el amor es la palabra dándole la forma de estructura protectora intangible. Aunque es imposible evitar que ese Otro del que habla Asensio me arrebate algo. Además, todos podemos acabar siendo el Otro.

Os cambio ese constante cambio de ideas por vuestra negación de sentimientos. Estaréis todo el día pensando cosas que os dan miedo pero por lo menos no os dará miedo sentir cosas.

Al final todo vuelve al agua. A lo líquido. ¿Qué pasa con el agua? La lluvia helada crea ríos helados que llevan a mareas heladas y ya van nosécuantoslibrosdepoesía que me llevan al agua que cae, se amontona y se evapora. Y cada vez me siento más a gusto leyendo sobre ello, escribiendo sobre ello y buscando entenderlo todo.

En este libro la humanidad también cae, se amontona y se evapora dejando lo que se lee en él como restos. Puede que esa sea la explicación. Somos un cliché, una frase típica que se repite en anuncios, libros de autoayuda que gritan coaches en charlas TED y se dice uno para sí mismo entre paréntesis mientras camina. Somos agua y lo más evidente acaba por ser lo más práctico para explicarnos lo que hacemos.

Cuando el mundo se destruya solo quedarán las cucarachas y la poesía. Quedará lo que dijimos sobre Dios, la naturaleza y el amor. Las paradojas de todo lo que hemos escrito por no decir y sentir ciertas cosas. El agua será una construcción fantástica que se leerá en nuestras obras cuando alguien las descubra al grito de

“Aquí descansan las ruinas de la humanidad”.

Podría ser peor, Alberto Acerete

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