“Mirar nos obliga a decidir”, una conversación con Cecilia Silveira

Cecilia Silveira, poeta uruguaya afincada en España, ha publicado este año Las decisiones (Editorial Cántico), el libro que la consolida como una de las propuestas más radicales de la “poesía de la verdad”. En su poética se conjuga la mejor tradición literaria hispanoamericana con una metafísica anglosajona que la convierte en una voz insular, única y de una profunda originalidad en el panorama poético actual, especialmente entre la literatura con voz de mujer.

Pregunta: ¿Cómo ha cambiado tu lenguaje poético a lo largo de los años? ¿Qué papel juega Las decisiones en tu poética?

Respuesta: Los primeros poemas fueron exploradores, en Lo indecible publicado en 2015, la incertidumbre y la búsqueda se adueñaban de los versos. En Ir, publicado en 2018, empezó la conquista del territorio, muy acotado, apenas el sitio debajo de mis pies, y surgió la inquietud sobre la intersección tiempo-espacio con el lenguaje como una especie de ecuación. Ya con Las decisiones hay un regreso a los orígenes, trasladando la mirada de la infancia al ahora. Es una visión cenital del todo, con la existencia lineal como respuesta a lo que no tiene pregunta.

P: ¿Cuáles son los temas más relevantes que introduces en este libro?

R: La distancia como un amplificador de la calma activa, la ira como respuesta orgánica a la falta de comunicación, la utilización de la verdad como arma arrojadiza, la influencia de la familia como sistema de control social, el silencio como instrumento de afirmación ante lo inexplicable. Y el descubrimiento del paso del tiempo como aliado del lenguaje.

«Las decisiones es una visión cenital del todo, con la existencia lineal como respuesta a lo que no tiene pregunta»

P: ¿Qué propósito tiene el uso del cuerpo en tus poemas?

R: Me interesa el cuerpo como recipiente de las decisiones, ya sea nuestro propio cuerpo como el de los demás. También en lo colectivo, el árbol genealógico como cuerpo familiar, o una ciudad como cuerpo sociológico. En definitiva lo corpóreo está afectado por las consecuencias de los verbos, que son los que ejecutan las acciones del lenguaje. Siempre vuelvo al lenguaje.

P: En el libro cobran mucha importancia las imágenes sensoriales. ¿Cómo trabajas la imaginación y la creatividad para la consecución de esos recursos literarios? ¿Qué papel juega la inspiración? ¿Y la constancia?

R: Los versos llegan de forma similar a como las ideas y las imágenes se alternan en mis pensamientos. No hay un orden, pero sí una prioridad. Es una destilación de las palabras, que en el momento adecuado pasan al papel o al ordenador. No sé si es inspiración o creatividad, creo que es el resultado de un estímulo. No hay constancia, ya que no hay asignación del tiempo a este proceso, es el lenguaje que invade el espacio.

«Me interesa el cuerpo como recipiente de las decisiones»

P: En tu poesía, aparece también lo no dicho, el silencio que juega con la memoria. ¿Qué recursos utilizas para introducir partes, momentos de silencio, en tu poesía?

R: El silencio forma parte del proceso del pensamiento, las pausas, o los momentos ciegos. Eso queda reflejado en Las decisiones, le he dado su lugar, utilizando el recurso de presentar algunos poemas solo con los versos matrices. Es un proceso parecido al de la toma de decisiones, cuando llegamos al final, y hay dos caminos, tomamos un tercero, que es el creado a partir de nuestro propio criterio. Eso se lo dejo al lector con el espacio en blanco, y su silencio.

P: La pandemia ha puesto de relieve la necesidad de los cuidados. ¿Se articula de alguna manera esta necesidad en tus poemas?

R: Es importante el cuidado del espacio, la estética del poema, cuidar la distribución de las palabras, la tipografía, cuidar el ritmo y la respiración del libro. Me interesa la elegancia en la escritura. Hay un verso que dice: “contar lo que ha pasado es herir con elegancia”

P: ¿Podrías compartir con nosotros las lecturas que te han acompañado durante los últimos meses?

R: Han sido meses de relecturas, por ejemplo: Eso de Inger Christensen, Caribou de Charles Wright, El libro del desasosiego de Fernando Pessoa, Deshielo al mediodía de Tomas Tranströmer o El hombre es un gran faisán en el mundo de Herta Müller. Y como descubrimientos: La belleza del marido de Anne Carson, Pausa versal de Denise Levertov, Mirlo y lobo de Henri Cole o El ABC de Byobu de Ida Vitale.

«Es importante el cuidado del espacio, la estética del poema, cuidar la distribución de las palabras, la tipografía, cuidar el ritmo y la respiración del libro»

Podría ser peor, Alberto Acerete

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