“Los ladridos llegaban desde muy lejos. Estas cosas no molestan en la periferia. Al fondo, tras la colina, se adivinaba la tristeza de la zona industrial. Las columnas de humo de las fábricas se mezclaban con la densidad de la niebla. A las chimeneas no les importa eso”. S.P
Si lanzas una piedra a un pozo rebotará en las paredes inventando sonidos únicos a su paso creados de conflicto y eco. Antes de que toque el suelo, el ruido de la piedra golpeando el pozo se mezclará con el del reverb y será imposible distinguirlos. Ninguna otra piedra (por muchas que tires) volverá a crear esa combinación de sonido. Siempre volviendo a empezar. El eterno septiembre. Eso es Memento Audi.
Es difícil explicar Memento Audi sin caer en la contradicción. O quizás diría que es difícil explicar Memento Audi, a secas. A ratos ininteligible, a ratos brillante. En el libro nos presentan a Fango, una demente banda musical que -presuntamente- buscaba encontrar la pureza más primitiva del sonido a través de la vivencia de sus tres componentes: Vértigo, Psiconauta y Perro. Más allá de la historia, lo que más llama la atención es la estructura, que imita perfectamente a la de un vinilo: Tres movimientos tratando tres temas completamente distintos, unidos entre si por capítulos que simulan pistas y pequeños interludios llamados ‘Opúsculos opiáceos’ (uno de los puntos más brillantes del libro), formando una línea argumental no-líneal que va creando surcos y creciendo sobre sí misma. Además, en el libro nos ocultan el autor creando la sensación de que estamos ante una historia real que ha sobrevivido de boca en boca.
Memento Audi es un viaje en busca del sentido y de la esencia misma del sonido. Y yo no puedo dejar de ver reflejados aquí muchos de los males del arte actual. El cortoplacismo, los likes y retuits, la pomposidad de los textos hacen que el arte quede en un segundo plano. El mundo de la cultura resumido en un boomerang con el famoso de turno para que te suba seguidores en IG. Ahora que hemos desechado ya la conquista de la pureza es hora de recordar que todavía hay gente -espacios/medios- que proponen ofertas -como mínimo- originales.
Supongo que, a nuestra manera, todos queremos sentir el calor del mainstream y por eso vamos adaptándonos según los cumplidos. Y entre bonitas palabras y maquillaje, el mundo de la cultura en España se ha convertido en un concurso para ver quien lleva el outfit más caro. El complemento que más brille. Y entre camisetas Gucci de 300 euros se olvidan dos cosas:
1) Debajo sigue habiendo un pecho desnudo.
2) Si te gastas 300 euros en una camiseta, invierte en unas buenas zapatillas también para poder salir corriendo cuando te intenten atracar.
Encontrar el significado más puro y desechar lo demás. Memento Audi es un ejercicio de jardinería: el proceso de conseguir hacer crecer un árbol para –posteriormente- ir cortando sus ramas hasta dejar sólo lo importante. Un ejercicio que dura para toda la vida. Porque lo más difícil del proceso de creación es el anonimato del trabajo en silencio.
Si la firma brilla más que el texto, huye
Imagino un mundo en el que los periodistas busquen la esencia de sus textos -o los artistas del arte- con la misma pasión con la que buscan la del sonido en Memento Audi. Sin aspavientos. Sin capas extras que oculten el rostro de Dios. Sólo cuenta llegar al corazón. Y nuestra ambición -como Dios- es el caníbal perfecto: come y tiene apetito. Y nosotros estamos a su merced.
Memento Audi es un ejercicio extremo de ciencia ficción. Un intento de revolución necesaria en el mundo de la literatura. Una evolución con un lenguaje adaptado a los tiempos que vivimos sin renunciar al complicado estilo que lo aleja del mainstream. Y ahí es donde radica lo original de la propuesta: es consciente que su propia naturaleza lo hace más inaccesible para las masas. Ya lo decía yo: “El problema del Rap español no es el Autotune, es no saber por qué se usa”.
Sociólogo retirado y periodista amateur. Escribo de música porque es lo que ahora mismo me llama la atención, el día que deje de hacerlo me verás escribiendo sobre otras mil cosas: cómics, cine, literatura… lo que sea. He estado en mil y un proyectos pero nunca como en casa.