He escrito este primer párrafo al acabar con las 1.098 palabras que vienen a continuación. Tiendo a escribir más de lo que debo para compensar que hablo menos de lo normal. Por eso, aunque los spoilers me parecen un invento de la sociedad actual propensa a la indignación por tonterías y a ignorar verdaderos problemas, pido perdón si encontráis algo que os lo parezca.
La Visión es una colección de Marvel tan diferente a lo relacionado con el universo de superhéroes que es inevitable querer leerla. Mi interés por saber cómo escribe Tom King y por los dibujos de Gabriel Hernández Walta me hicieron estar toda una mañana en el centro de Madrid hasta conseguir hacerme con los dos tomos que juntan las 12 grapas de la historia. En mi opinión infinitamente más bonitos y cómodos que la última edición en la que se junta la colección completa.
Lejos de hacerlo como un cómic al más puro estilo superhéroe, Marvel presenta una novela gráfica costumbrista en la que el personaje principal quiere llevar una vida normal. Intentando eliminar la concepción de héroe tal y como se ha ido implantando en nuestro imaginario. Si se consigue este objetivo o no lo debe de decir todo aquel que lea la historia.
Aunque el hecho de ser un sintozoide -un ser humano construido de forma artificial- pueda parecer un hándicap, para el protagonista no lo es, a priori. Porque la idea de normalidad de las personas forma parte de nuestro imaginario, nada más. Un ejemplo ideal para entender esta teoría es Blade Runner. Ya que, como dice Bruno Oliver en el prólogo de la obra, “tenía emociones, como cualquier hijo de vecino”, lo que nos lleva a ver a Visión como un Replicante.
Ambas obras tratan el mismo tema: la falsa concepción de la normalidad y la obsesión por controlar lo que supuestamente es nuestro. Porque Visión fue creado por Ultrón y cuando se reveló y entró en Los Vengadores no eligió la libertad, eligió cambiar de dueño. El hombre. Y ese intento de insertarse en la sociedad no es más desesperado que el de una persona supuestamente corriente que busca llevar una vida idílica de familia, casa, coche, perro y trabajo. Pero entrar en esa vida puede ser como poner flores en el jarrón de agua volador de Zenn-La, puedes marchitarte -recurso friki-.
La Visión es una metáfora simple e ilustrada de que nadie es normal. De que las convenciones sociales no siempre son el camino a seguir y de que los superhéroes también lloran. Walta lo muestra con sus dibujos, que a pesar de ser diferentes a los de sus trabajos anteriores del cómic de horror, véase IDW´s Tales of terror, transmiten el mismo miedo. Ya que tiene sentido temer más a la propia vida real que a los monstruos o a los espíritus fantásticos.
Tom King lo explica en cada viñeta de forma breve. De hecho, seguirá con ese argumento en su nuevo proyecto con DC, Sanctuary, en el que veremos a los superhéroes luchando contra sí mismos para curar las dolencias psíquicas que acarrea la violencia que viven. Cada frase es un punchline.
Los roles familiares de Los Visión
Para mostrar al lector las pretensiones de la familia Visión, Kim y Walta muestran una estirpe de sintozoides que emulan a la típica familia del “sueño americano”:
- El marido, Visión: un cabeza de familia que ha dado lugar a todo lo que tienen y al que vemos seguro de si mismo de cara a los demás.
- La mujer, Virginia: una esposa encargada del hogar y de asistir en todo lo que se le pida. Esto y el pasado de su esposo le provocan ciertos tormentos que refuerzan el cliché.
- La hija, Viv: una adolescente que tiene ciertos problemas de adaptación pero que encuentra la posibilidad de ser feliz al conocer a un chico.
- El hijo, Vin: un adolescente inteligente con los mismos problemas que su hermana y que tiende a saber demasiado.
Además, se añaden ciertos elementos como al perro Chispas, hermanos con los que la relación no es precisamente cordial y una ex pareja que está presente tanto en Visión como en Virginia.
Esta familia no es más que una parodia de lo que supuestamente debe ser una familia. De la supuesta normalidad que se ve en series, películas o libros constantemente. Por eso me es imposible no ver en La Visión una crítica hacia la normalidad y la idealización construida milimétricamente.
Porque las decisiones que toma el protagonista no son más que un intento de actuar como lo haría una persona, lo que le lleva a cometer errores y dejarse llevar por ciertos sentimientos que alguien de su especie no debería de tener. Que alguien más inteligente que el ser humano -cosa no muy difícil-, debería de saber evitar. Crisis personales, debates existencialistas y de fe que alguien con los conocimientos de un sintozoide no se plantearía en otra situación jamás.
Para ello, Walta les proporciona expresiones y una apariencia casi humana. Consigue que el lector pueda llegar a sentirse identificado con los personajes. Porque la empatía es crucial para engancharse a una obra. Eso no es nada nuevo.
De la frustración al racismo
Ante este intento de encajar, se nos muestra el mundo través de los ojos de los Visión. En cada frase, el guionista nos deja claro cómo los vecinos han olvidado sus ideales y ganas de salvar el mundo solamente por encontrar buenos colegios, vivir en un entorno perfecto y no morir intentando pagarlo todo en el intento. Lo que les ha llevado a olvidar lo que se siente queriendo empezar algo así. Dando lugar a una falta de la empatía tan necesaria de la que hablaba antes, que desemboca en el racismo.
En este aspecto, los Visión representan a cualquier familia de inmigrantes que buscan encajar en un bloque de edificios de cualquier barrio residencial de un país que no es en el que nacieron. Los prejuicios ante todo tipo de personas con las que no compartas esa tela que ahora luce tanto en los balcones, pesa más para ellos.
La única gran diferencia del racismo que expone el cómic con el real es la eliminación de un factor crucial: el dinero. Ese sentimiento de pertenencia y patriotismo tiene una fractura por la que muchas personas asoman su mano para estrecharla a quién no es de su mismo país, y es que si tiene dinero no es un inmigrante, es un turista. En este caso se obvia el hecho de que Visión sea un Vengador y de que haya dado más por Estados Unidos que muchos americanos.
En definitiva, La Visión es de los cómics más alejados del arquetipo de superhéroe que podemos encontrar en Marvel actualmente. Tom King y Gabriel Hernández Walta han sabido hacer que los focos apunten a uno de los personajes más abandonados de Los Vengadores. Y los superhéroes también lloran, porque encajar en este mundo es prácticamente imposible, pero “¿quién diablos quiere encajar en estos tiempos?”.