He aprovechado unos minutos a solas para darme una ducha y soñar bajo el agua que cada gota es una caricia tuya en mi piel. De paso salpico las manchas en la pared de tantos años de tachones de tinta y palabras que ni yo comprendo. Y es que no hay palabras inventadas todavía para desnudarte entera.
Desdibujo tus sonrisas para recrearme en ellas.
Te invento en otros nombres
pero no en otros ojos, porque no quiero otros ojos color avellana.
Qué bonita es tu primavera llena de pecas.
Qué culpa tendrán mis manos de querer sentirte por las noches.
Qué sincera tu sangre andaluza cuando calientas mis ganas.
Me pasaría la vida escribiendo entre tus curvas.
Salgo de la ducha y huelo ese perfume que me traslada a nuestras primeras veces. No quiero alejarme de tu cuello; tengo sed de ti. Y recuerdo esas llamadas nocturnas que unían dos camas, dos risas, una historia.
Entre caricia y caricia, beso tu ombligo. Y pienso que todas las palabras que me saben a ti acaban convertidas en arte.
Estudiando Filología Hispánica en UNIZAR, por fin. Aragonesa y manchega de sangre. Soriana de corazón. Escribo porque es la forma más fácil que tengo de contar algo.