Versículos de la sangre
(sobre Blood (danza 5/12/2019) y La sangre de la danza (taller 6-9/12/2019), que tuvieron lugar en Espacio en Blanco a cargo de Marlene Jöbstl)
Este calor interior, grito profundo, voz de verdad palpable por la sangre
que se derrama, se pega, se oscurece, brota.”
(Marlene Jöbstl)
Sangre-núcleo
Los humanos están hechos con la sangre de los dioses.
En la sangre se contiene el interior de nuestra vida.
El coágulo condensa la materia de la sangre.
Una mancha roja inunda el centro del Universo.
Sangre-árbol
Crece una yema, se parte por dos,
cinco, quinientas, quinientos millones.
Árbol sanguíneo es mapa de rutas.
Kali, en sus brazos, replica sus fauces.
Cristo es el hombre clavado en el árbol.
Sangre-esponja
Billones de capilares engendran el rubor.
La lava de los volcanes, la sangre de la tierra.
Se transporta la memoria en los senos magmáticos.
Sangre-membrana
La difusión nutre.
Vampirización.
Otra identidad.
Ser Lady Macbeth.
Sangre-pálpito
Las ondas organizan lo existente por ciclos de materia y realidad.
La Luna, muerto el óvulo, se rompe, desangra la frustración de la vida.
Sangre-hirviendo
Vive regio el toro que morirá.
Te cortan las venas, macho cabrío.
Cayó el ángel negro, fiel al rencor.
Pulsiones de ira llaman al crimen.
El miedo: amuleto contra lo extraño.
Sangre-herida
Tu sangre vomita sin cese.
El rito derrama el altar.
La virgen es como un cordero.
Un pollo quedó sin cabeza.
Un buey desollado colgó.
Sangre-cicatriz
La emperatriz ostenta el poder de los cambios.
La emperatriz reparte virtud de perdón.
La emperatriz despliega tres pétalos justos.
La emperatriz alcanza la transformación.
La emperatriz demuestra su renacimiento.
La emperatriz ocupa el ombligo del mundo.
Sangre-crisis
La catarsis es de sangre.
Grita sangre de tu sangre.
Madre que mata a sus hijos.
Hemos llegado al límite. Dialoguemos con él.
Putrefacción de un poema
(sobre Iwa-Kagami (danza 5/12/2019) y Movement of Becoming (taller 6-9/12/2019), que tuvieron lugar en Espacio en Blanco a cargo de Yuko Kominami)
Cuando nombras el butō de alguna manera deja de ser butō.
Érase una vez un poema que estaba compuesto de cientos de pequeñas, diminutas, sutiles y frágiles palabras. Cada palabra era como un leve grano de arena a punto de caerse de su verso.
Cada vez que la punta de un dedo, o la lectura sutil de un ojo, rozaba apenas la superficie del poema, o cambiaba de renglón, o atravesaba una pausa, o una cesura,
del siguiente verso caía una palabra, triste y de a poquitos, con la tragedia del cadáver que camina recto e imparable conforme su agonía lo consume, sin prisa pero sin pausa.
Como un tronco (fino y seco, pero fuerte, de madera leñosa y afilada) que astilla por astilla se descompone hacia la tierra mientras alarga sus hojas recias a lo alto;
como un saco de agua que gotea por un despreciable agujero, un túnel de viento con un escape en alguna grieta imperceptible, una célula ameboide que escinde sus pseudópodos;
el poema continuaba impertérrito ante las palabras que se iban desprendiendo. La lectura estaba precipitada hacia el infinito del papel, siempre avanzando, aunque fuera infinitésimamente, a su consumación.
Y al mismo tiempo las yemas dactilares del autor y las pupilas impías del lector catapultaban cada verso… tensionaban el destino del infeliz poema hacia la nada.
Quizá alguien lograra comparar el poema con la vida y con una corriente marina, surcando en contra de la marea, la muerte, el espacio en blanco.
Si el poema hubiera sido danza, decenas de cuerpos habrían caminado juntos como atravesados por un fino hilo invisible, que sería cortado para dejarlos caer.
Si el poema hubiera sido música, mil cantos del mundo habrían ido perdiendo uno a uno sus armónicos en lenta fusión con el silencio.
Si el poema hubiera sido poema, no estaría dejando de ser, anunciando el final, que no es otro que la ausencia de poema.
En esta zona intermedia -entre lo que es y lo que no es- explosionó el equilibrio dinámico del arte, hízose la luz,
igual que nace el infinito en la mitad del camino de la identidad (carne) a la otredad (flor, agua, barro, viento).
Pero no perdamos en la filosofía el hilo de nuestro relato, cuya primera narración fue traída por voces del Oriente:
El poema se alargaba en continuidad tediosa, el verso se acortaba en funesta progresión, la palabra se iba perdiendo.
Siempre repetía lo mismo, de diferentes formas, cada vez con mayor brevedad, siempre guiado por la misma saeta;
treinta y tres, treinta y dos, treinta y una, treinta, veintinueve, veintiocho, veintisiete, veintiséis, veinticinco, veinticuatro, veintitrés;
llorando se deshacía. Contaba algún imaginario que una deidad de mar se descompuso lágrima por lágrima.
Así el poema sollozaba, sin poderse acabar súbitamente, aguantando un calvario de palabras ya vacías.
¿No es esa nuestra condena también? ¿No es el poema mera extensión del poeta?
¿No es el poeta mera extensión de la humanidad, e igual de perdido?
Veintidós, veintiuna, veinte, diecinueve, dieciocho, diecisiete, dieciséis, quince, catorce, trece, doce palabras,
Si el poema hubiera sido un muñeco, ya no tendría extremidades,
sería un torso amputado, mutilado, siendo arrastrado por su inercia,
mientras cada costilla y cada vértebra también se apagaban;
el esqueleto iba desprendiendo la carne a pedazos…
Once, diez, nueve, ocho, siete, seis,
ya casi no queda nada,
danza de la muerte,
cinco, cuatro, tres,
dos, uno,
butoh.
Acta
(sobre 2 Principios y las piezas cortas que tuvieron lugar el 6-7/12/2019 en Espacio en Blanco)
Me gustaría morir en escena, que el público lo tomara por ficción y disfrutara mi muerte.
(Akaji Maro)
Reunidos:
Una mujer ahogada y descuartizada
Una gallina clueca con cabeza de muñeca
Un falo de magnate enmascarado
La congregación de bermejas y negros
Tres diosas terribles
Y el hombre-rama
Como jurado ilustre en este proceso
Se presenta la presente presentación de denuncia
en la que el/los denunciante/s
EL PÚBLICO
acusa/n al/a los denunciado/s
LOS CUERPOS ESCÉNICOS
también conocido/s como
ADMINISTRADORES NIHILISTAS en FASCÍCULO BIPERSONAL INDIVISIBLE
de realizar un usufructo indebido por parte de la parte denunciada
de la responsabilidad como público que parte de la parte denunciante,
esto es,
cometer un acto de vandalismo moral en un espacio y tiempo semiescénicos
que no legitiman el dolo de una brutalidad sexual explícita.
ARGUMENTAN:
Que violar es el primer pecado.
Que la hora del champán agrava la nocturnidad.
Que la ética.
Que desconocen las leyes de la dupla ficción/ realidad.
Que la mitad del ser humano es vulnerable.
Que la otra mitad es responsable.
Ante estos hechos, la abogacía defensora de la parte acusada
ALEGA:
Que gracias por reaccionar.
Que gracias por reaccionar.
Que gracias por reaccionar.
A lo que varios testigos presuntos supuestos figurados e hipotéticos cómplices
AÑADEN:
Que Sade escribía para no hacer.
Que nadie intentó salvar a la muñeca violada.
Que la visión pasiva de lo que se juzga cruel imposibilita su denuncia.
Y que el delito era legitimado por sus conmovedoras consecuencias.
La fiscalía
RECONOCE:
Que ante una acción que persigue ser negada
Negarla y perseguirla es imposible.
Que se afirma y se revierte en paradoja
haciendo inútil su reversión.
Emite la sentencia
EL JURADO
En que ostenta presidencia y portavocía
LA SINRAZÓN:
A la parte denunciada se le declara:
CULPOCENTE
o
INOLPABLE
De los crímenes poéticos de que es acusada.
Sin más asuntos que tratar se levanta la sesión.
Medias rasgadas
(sobre la Hiperjam que tuvo lugar el 9/12/2019 en Espacio en Blanco)
I want to break free.
Te juro que de mis ojos salían tibias flamas.
Si escuchas la vieja voz de tus ancestros es porque la niebla lo ha traído. Ahora tu rostro la atraviesa como un cuchillo. ¿Para quién será el azúcar? A veces huele a diablo y a peste negra, ¿no crees?
Van pasando los relámpagos, y todavía no has derramado una sangre limpia… ¡Crece de una vez! ¡Ven! ¡Ven al destino, míralo, míralo, siempre estuvo ahí, pero tú antes no podías verlo!
Así sigue la realidad, engranada en el crudo y necesario devenir, escudada en la vida: ese algo que indagamos en nuestra persecución de comprender la incongruencia.
Ahí está el butoh.
De la nada nacen los universos, uno verde, otro rojo, otro de hierba mullida, otro de imanes, de agujero negro, de ingravidez, de rodar como cilindros, de ser tetraedros, de escuchar voces que nos son familiares.
Una barra de luces color neón
ha atravesado mi mirada, guillotinando el “otro”, el recuerdo, la memoria, las caminatas, las damas masturbadas de perlas, las marionetas de un destino negro en un sótano, la sangre de la danza cuando el cuerpo de la danza está vacío de sangre.
Y parir. Parir cada instante, vivir en el clímax, ser el clímax, ser el parto de una virgen, caer en la corporalidad del tallo o del coágulo, gritar de miedo en los hombros de un gigante, recibir la iluminación en un tetramorfos inexistente.
¿Recuerdas tu línea de luz? Tenía la forma que tiene el tiempo.
Ya dejó de haber sentido. Danzamos donde la vida: desde el no-sentido.
Y mientras, los ídolos dorados lloran con sus báculos luminosos apuntando a nuestras conciencias.
De nuevo se hizo la niebla.
Bienvenido al no-ser-tú.
Increíble final del mundo de las luces-onda. ¡¡¡Se ha precipitado la realidad escaleras abajo, rumbo al tiempo!!!
Rezan en camarillas de cal y mirto las habichuelas. Rinden el culto ínfimo de la sal frígida las castañuelas (caminata recta de soprano, querer llorar, golpe de espalda, un guante sale por la nariz, cubrir gente con gasas rojas, copula un ombligo con la bola roja que una boca sostiene, pegado a un omóplato, tocar con la punta de la lengua, me como tu pie, su mechón-rienda, “Oye ven”, mordí).
¡Basta ya de comer chocolate!