Y ahora que no estás
voy a prescribir
tu deuda con mi espalda,
voy a recetarme
no volver a verte nunca,
a evitarte entre los andenes,
entre multitudes y contratiempos,
voy a recitarme las palabras
que nunca me dijiste,
y a abrazar el recuerdo
que nunca construimos.
Ahora que no estás,
voy a olvidarme de tu nombre,
a tacharme las arrugas de la frente
que me salían al reírme
cuando repetías
con voz cursi e insolente
alguna de mis frases torpes,
que nunca te alcanzaban
pero siempre recibías.
Ahora que no estás
voy a hacer como si no existieras,
como si no hubieras existido,
como si no fueras a existir,
voy a pasar de largo por tu calle,
a escuchar nuestra canción sin ti,
a ver atardecer
en otros ojos.
Voy a fingir
que no te echo de menos,
que no persigo tu voz
entre la gente,
tu olor en las habitaciones,
tu acento por las calles
de una ciudad extraña.
Voy a olvidarte
de la misma manera
que has decidido hacerlo tú,
y no voy a volver
a buscarte.
Tú has dejado de hacerlo
y, mira,
ahora que no estás,
a mí no me resulta