“Lo pienso y no lo maquillo
Como vengo, intento sacarle brillo
No me pone contento si no me guillo”
Easy-S, Too late
No me gustan los hoteles. Siempre me han hecho sentir la inestabilidad como algo impuesto, como si no pudiera acomodarme porque es peligroso. Esa calma acaba y lo sabes porque has pagado por ella el tiempo que tu cartera puede soportar. Supongo que el peligro de la calma momentánea también es una capacidad que se desarrolla cuando nunca has ido mucho de vacaciones. En mi familia siempre hemos viajado a sitios en los que hay amigos con casa.
El 19 de septiembre de 2068 se sigue licuando la sangre de San Genaro. El milagro se sigue obrando y lo imagino como hacer la vendimia o hacer un zumo con las frutas que están a punto de pudrirse.
“Por eso he decidido ser, de algún modo, la sangre seca del santo”
El protagonista que escribe Mario Aznar se cansa de ser el fruto que espera a que le arranquen del árbol. De ser crítico, escritor, lector: esperar a que te elijan. Que re arranquen de una rama que está sujeta a un tronco que está sujeta a una raíz que está hundida en el suelo como un blanco anclado a la acera. Nadie quiere ser un banco, por lo menos una silla de oficina. Nadie quiere ser una bolsa de plástico pero sí un gusano de seda: las mariposas no se pudren, se desintegran sin olor. Pero, ¿quién quiere reencarnarse?
La reencarnación es como vivir de hotel en hotel. Los hoteles son un ciclo de reencarnaciones en las que acabas por marearte o convirtiéndote en la bolsa de plástico donde otro vomita cuando se marea.
Me gustan las casas vacías. Pasear por la vida ajena haciéndola propia. Como si todavía fueras pequeño y tus padres buscaran piso. Estando sin estar. Todavía recuerdo el pasillo largo con un sillón de cuero granate al final en el que me perdí con 7 años y cómo agarré la mano de mi madre cuando al salir del edificio dijo que en una casa con ese pasillo no pensaba vivir. También los gusanos de seda que nos obligaban a cuidar en el colegio, ahora entiendo que lo que quería explicarnos era la vida eterna del creyente.
“Había estado en casa de sus padres y que allí había encontrado una vieja caja en la que estaban olvidados sus dos primeros relatos ilustrados, que escribió siendo un niño con apenas 5 años: El duende de Aragón y El conde de Valencia”
Mario Aznar, Too late
“A los cinco años ya había escrito dos cuentos cortos -uno se titula El duende de Aragón y el otro La novia de Valencia- que conservo todavía, porque recientemente los he reencontrado en un armario de la casa de mis padres”
Vila-Matas en conversación con Ana Maria Iglesia, Ese famoso abismo
Vila Matas habla de hoteles que parecen casas y Mario Aznar ha hablado de una casa que parece hotel. Too late me lleva a Chet Baker y Ese famoso abismo como Tote King me llevó a Vila-Matas. El recorrido de Mario fue a la inversa, de Vila-Matas llegó a Tote.
Si a Sócrates lo inventó Platón, a Macedonio Borges, Arlt es un invento de Piglia y a Robert Walser lo inventó Vila-Matas, ¿quién inventó a Vila-Matas? ¿Y si no existe realmente Vila-Matas? ¿Y si todos somos Vila-Matas?1 No, a Vila-Matas lo inventó Marguerite Duras en us buhardilla, como inventó a la Escritora y al Crítico escribiendo sobre el otro con un tercero que les observa.2. El Lector. ¿Dónde queda el lector? Si todo es autor, crítico, críticas y obras. El lector es un deseo que se proyecta pero no se asegura nunca. Aquí el Lector está escondido y se manifiesta por placer, para tener su importancia. ¡Como si no fuera ya importante como deseo!
“Los escritores que leo y me atraen requieren siempre de mi participación como lector”
Vila-Matas
Too late tiene el interés por seguir una corriente de ficción crítica pero que deje de lado la idea de referencialidad hacia atrás. No sé si me explico. Está Gerber, está Oñoro, están las plataformas web. Quiero decir que es un libro más nuevo de lo que puede parecer. Puede que haya un interés más personal en esto al sentirme interpelado en la parte en la que se habla de ser Crítico, colaborar, tener un medio, abandonar el medio o planearlo. Ese trocito de pobreza (no precariedad, pobreza) me ha dolido. Too late habla de estar en el hueco entre generaciones desde el que escribe Mario, de encontrar la postura menos incómoda. De pisar lo fregado sin pisar lo fregado. De habitar las casas vacías sin comprarlas. De que sostener cierto tipo de trabajos es como esperar en la recepción de un hotel.
Nadal Suau escribe que el protagonismo de Too late es hacia la Crítica Literaria. Su presencia es constante, pero sin el Lector, que nunca está, que solo es una idea y luego una carta, no habría Crítica, no habría Autor. El Lector lee la crítica y el libro. Creo que Mario le da el protagonismo al lector, consciente o inconscientemente. Aunque la verdad es que no se si puedo especular sobre ello, porque como lector soy inestable y como crítico no soy nada. Pero me gusta pensar en el fracaso como algo que no hace falta negar. Too late le da importancia al lector porque su voz habla de la soledad. De estar solo, como en el ejercicio de la escritura o el del librero en eventos fuera de la librería que está pero puede pasar totalmente desapercibido.
“Como de costumbre, no pasó nada”
1Me llamo Vila-Matas, como todo el mundo, A.G. Porta (Acantilado, 2019)
2Nada, Marguerite Duras (Periférica, 2022)
Escritor, periodista cultural y librero en la librería 80 Mundos. Codirector de todo esto. He colaborado en medios como eldiario.es o Le Miau Noir. Formo parte de la antología Árboles Frutales (Editorial Dieciséis, 2021) y Odio la playa (Cántico) es mi primer libro.