El día que casi fui becario de El Chiringuito de Jugones

Todo empezó con una llamada.

— ¿Diga?

— ¿Luis? Buenas tardes, te llamamos de El Chiringuito.

Mi corazón empezó a palpitar al ritmo de Vive deportivamente, del dúo zamorano Los 2 españoles. Para cualquier periodista menor de veinticinco años en constante estado de precariedad laboral, ser becario de El Chiringuito de Jugones es lo mismo que ganar el Gordo de Navidad: una pequeña fortuna por salir en televisión humillándote voluntariamente.

Yo, que aspiro, en el fondo, aunque me avergüence reconocerlo, a escribir como David Foster Wallace, a publicar crónicas que hagan rumiar moralinas en las cabezas de mis miles de lectores, que espero usar el periodismo como puente para escribir La Gran Novela, Mi Gran Novela, que he buscado crear mi propia prosa leyendo y leyendo… digo apresuradamente al escuchar esas palabras:

—¿A qué hora es la entrevista?

Tras recibir la noticia, escribí a mi familia y amigos. «Mañana entrevista en El Chiringuito. Ja, ja, ja». Risas. A pesar de que se tilda a este programa como telebasura, hay que ser conscientes de que hoy en día todo es calificado como telebasura.

Este formato, que nació en Intereconomía en 2008, debe analizarse desde la perspectiva de los estudios culturales. Entonces, cualquier crítico será acusado de elitista –aunque hay que ser conscientes de que hoy en día todo es calificado de elitista– y de no pararse a pensar un poquito sobre si, tal vez, la audiencia interpreta y reinterpreta a su antojo.

Desde finales de 2013, Pedrerol y sus prosélitos pasaron a ser una pieza más de Atresmedia. Esto ocurrió tras salir de la cadena en la que surgieron entre acusaciones de impago y demandas judiciales. Motivo de estos pleitos, el año pasado, Intereconomía fue condenada a pagar 600.000 euros al presentador.

El Chiringuito de Jugones registró la temporada pasada un 4,4% de audiencia. Unos 240.000 espectadores de media al día. Este dato oscila y puede tener picos de audiencia consecuencia de un evento importante. Un ejemplo: el pasado 11 de abril rebasó los 500.000 espectadores y tuvo un 11% de cuota de pantalla. El motivo: el FC Barcelona fue eliminado de la Champions.

Cuando trabajaba en un período digital, un día vino un trabajador de Google España a dar una pequeña charla. Explicó que cuando hay un terremoto las búsquedas de la palabra ‘Terremoto’ se disparaban. Por eso acude la gente cada noche a El Chiringuito. Para confirmar o desmentir si hubo o no un terremoto. Para confirmar o desmentir lo que ya saben. Aunque el temblor haya tirado el jarrón de la estantería.

***

Al día siguiente, tras bajarme del autobús –desconozco el motivo, pero todas las compañías audiovisuales de España tienen su sede en un polígono industrial en la periferia de la Comunidad de Madrid– vi el edificio de Atresmedia en la lejanía.

Como el protagonista de la novela de Kafka, sabía dónde estaba el castillo. Pero no podía llegar a él de ninguna manera. Tuve que cruzar una carretera, un carril bici, bajar una cuesta y rodear el mastodóntico edificio para dar con la puerta. En la obra del escritor checo, K., el agrimensor, nunca accedía al castillo, que no era más que el trasunto de las agobiantes relaciones de poder. En este texto, el protagonista sí que entra por la puerta y pasa el control de seguridad. No era tan difícil, Franz.

La sede de Atresmedia es como cabría imaginársela. El suelo: blanco. Las paredes: blancas. El techo: blanco. Las decisiones decorativas de los estudios de la cadena son tan simples como dañinas a la vista: blancas. Sigue, así, su línea editorial.

Me reunieron con los demás protobecarios, unos diez o quince, en una salita de color blanco con sofás de sky color blanco. Los sofás ocupaban tres de las cuatro paredes y en la restante había una televisión de plasma emitiendo Ahora Caigo1. En ese momento, cegado por la blancura y con una pantalla gigante en mute ante mis ojos, no sabía si estaba en un capítulo de Black Mirror o a punto de donar semen.

A los pocos minutos, cuando empezaba ¡Boom! 2, llegó un becario senior de El Chiringuito para guiarnos por los pasillos de la empresa. Fuimos conducidos por la redacción de La Sexta Noticias. Sus miradas de soslayo y sus medias sonrisas confirmaban que sabían que éramos un probable chiste para Internet.

Porque si una frase ha hecho popular a Josep Pedrerol es su «becarios no ¿eh?». Aforismo que nació en 2012, cuando el programa todavía se emitía en Intereconomía. Pedrerol no pudo soportar que el equipo técnico no aguantase su proteico ritmo televisivo y no pusiesen una encuesta en pantalla. Aseguró que al día siguiente no haría el programa si no estaban los trabajadores habituales y que los becarios no se debían responsabilizar de las labores de realización.

A su favor debo decir que el día siguiente pidió disculpas. Y, bueno, lo cierto es que a pesar de ese rechazo frontal, todavía confía en los estudiantes para completar su plantilla. Pero esta frase tocó una fibra de nuestro imaginario. Esa, tan asentada, que asegura que la gente joven es una inútil.

Tras el paseo por las instalaciones, nos metimos en una sala de reuniones y tomamos asiento alrededor de una mesa. El becario senior nos entregó un test de actualidad. El día anterior fui avisado de que esto ocurriría –junto a una entrevista–, por lo que durante esa mañana me metí en el Marca y en el As para documentarme a fondo sobre las últimas novedades en el mundo del deporte. Suspendí el examen.

A continuación, reproduzco de manera íntegra algunas de las respuestas de mi prueba, que constaba de 21 preguntas breves y una a desarrollar. Reconozco que me avergüenza lo que escribí. No solo por el contenido, sino por la escasa coherencia que poseen mis ideas. Aquí van algunas de mis contestaciones:

1. ¿Cuáles han sido los resultados de Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid en Liga en la última jornada y a qué equipos se han enfrentado?

Barça-Valencia 2-1

Málaga – R.Madrid 1-2

[2/3, no está mal. Mi masculinidad resurge]

(…)

10. ¿Qué piloto ganó el Gran Premio de China de Fórmula 1?

Vettel

[Mal. Todavía desconozco al ganador]

(…)

12. ¿De qué trataba EL EDITORIAL de Josep Pedrerol de Jugones de hoy?

[Respuesta en blanco. Esta pregunta sobre Jugones iba a pillar, ya que se basa en la intertextualidad pedreroliana]

(…)

13. ¿Cómo se llama el experto en fútbol internacional de El Chiringuito?

[Respuesta en blanco]

(…)

14. ¿Cómo se llama la persona encargada de leer mensajes en El Chiringuito?

[Respuesta en blanco. El nivel de endogamia es alarmante en este punto]

(…)

21. Tu momento favorito del programa.

Cuando llega Pipi Estrada o algún tertuliano de gran calibre y el programa está empezado. La mezcla de canción más tertuliano que llega tarde es muy televisiva.

[Dudo poder redactar de modo tan ridículo a propósito]

TEXTO OPINIÓN: ¿Hay campaña mediática contra el Real Madrid?

No. El Madrid y demás equipos grandes están sometidos a este tipo de polémicas constantes. Es lógico que se critiquen sus logros, ya que el éxito ajeno es fácil de criticar. ¿Quién podría criticar las derrotas? Las derrotas solo sirven para jactarse. [Esto parece extraído de El arte de la guerra]

El Madrid debería asumir, y sus jugadores e instituciones, que estará siempre bajo la lupa de la opinión pública y que no puede ser pusilánime, sino aceptar las críticas y justificar los posibles errores arbitrales. [No sé dónde quería llegar]

La campaña mediática se daría, por otra parte, si no contase con el respaldo de cabeceras deportivas de gran tirada.

(…)

Aquí comienzan una serie de divagaciones conspiranoicas que es mejor obviar. El resultado del test: suspenso con un ajustado 10/21 y a esperar que la pregunta de opinión esté bien fundamentada para rascar el cinco.

Después de corregir mi test, y mientras los otros candidatos finalizaban, el becario senior intentó calmar la tensión del momento diciendo que «Esto es orientativo. Lo importante es que estéis atrevidos. Como él». Él. O sea que Josep Pedrerol haría acto de presencia. Él. Él se encargaría de la entrevista.

**

Una hora después, cuando el calor ya era insoportable en la sala, se abrió la puerta. Mirada de acero, piel color rojizo y pelo engominado. Allí estaba.

Josep Pedrerol (Barcelona, 1965) es conocido por su continua presencia catódica. Pero su estajanovismo llega a tal punto que acude en persona a seleccionar a sus becarios.

Sobre ese vicio por el trabajo, mencionar unas palabras del exseleccionador nacional Javier Clemente. En una entrevista para Jot Down aseguró que Pedrerol «Es el más tonto de España. Seguramente el más imbécil, pero es muy trabajador. Los americanos dicen que si alguien es tonto y trabajador no hay que darle trabajo porque lo jode todo». Atresmedia no debe conocer ese dicho de los americanos.

Nada más entrar dio la mano a todos y cada uno de los presentes. Apretando fuerte. Y nada más entrar me di cuenta de que su personaje no se queda en el plató. Para Pedrerol la diégesis se expande a cada segundo del día, a cada acción, a cada frase. El universo de ficción representado cada medianoche en MEGA nunca finaliza. Gracias a él.

Los forofos más chuscos del fútbol merecen saber que el líder del circo es como se muestra en pantalla. Las mismas pausas, el mismo tono de voz, las mismas miradas impasibles. Como si las cámaras estuviesen siempre grabando. Un Show de Truman en el que el protagonista ha decidido que no saldrá por la puerta. Que la audiencia merece más.

Empezó a preguntar uno a uno por qué queríamos estar en El Chiringuito; quería saber qué habíamos estudiado; nos dio un consejo imperecedero –«Hay que sentir pasión por lo que uno hace, ¿no?»–; dijo que prefería a alumnos de tercero o cuarto antes que alguien haciendo un Máster, que para qué tanta formación; y, lo más importante, humilló al único chico que parecía interesado en trabajar allí de verdad.

Al muchacho le temblaban las manos. Y entre balbuceos soltó que para muchas personas el fútbol es lo más importante de sus vidas. «Qué triste eso» fue la respuesta que recibió de parte de Pedrerol. Él creía que le impresionaría. Pero lo que había dicho era «triste». Triste como la enfermedad y la muerte. Los siguientes minutos fueron como ver a un gato jugar con un ratoncillo asustado.

Me consuela que la última frase pronunciada en la entrevista fue mía. Pedrerol estaba hablando – en ocasiones la entrevista pasaba a ser un monólogo– sobre los programas de radio que se cuelgan en YouTube y por qué creíamos que ocurría eso. Quería saber por qué ya no sirve con la palabra, por qué es tan necesaria la imagen,

Yo, con la intención de ganar su atención, con la firme convicción de poder desentrañar las causas por las que los seres humanos recurrimos al esperanto de la imagen, solté «La gente lo quiere todo masticado». Me miró directamente a los ojos. Era como si me atravesase. Parecía estar viendo la pared de mi espalda. «Así es». Se levantó y salió por la misma puerta por la que había entrado apenas treinta minutos antes.

***

Salgo a la calle. Hace una buena noche. Me quito la chaqueta y me la cuelgo del brazo. Se acerca el verano. Mando un par de notas de voz. Mientras recorro la Línea 10 veo caras tristes, pelo sucio, ropa fea. Me observo reflejado en el cristal. Pienso en mi cara triste. Que no quiero trabajar allí. Medito sobre cómo aprietan la tuerca. Una vuelta. Otra. Pero son seiscientos euros.

1 Este programa, presentado por Arturo Valls, me parece brillante. El motivo principal es que se somete a los concursantes a responder una serie de preguntas de dificultad baja mientras sufren la amenaza constante de una cuenta atrás (el tiempo) y tienen un agujero a sus pies (la muerte). En caso de errar, se salda con la caída del concursante por el agujero. El simbolismo es claro. La ignorancia es castigada. Crueldad explícita antes de la hora de cenar.

2 Este otro programa no me resulta tan atractivo como Ahora caigo. Presentando por Juanra Bonet, su dificultad es mayor y el castigo es la explosión de una bomba que mancha a los concursantes de pintura. El grado de simbolismo que posee el programa de Valls es netamente superior al de Bonet. El agujero posee alta significación, dentro de muchas religiones y culturas. Puede entenderse como umbral a lo desconocido o como caída a los infiernos. Mientras que desactivar una bomba no deja de aludir a la retórica hollywoodiense, el deadline contra el que compiten los espías y demás héroes contemporáneos. Así, una analogía podría colocar a Ahora Caigo al nivel de John Ford y a ¡Boom! como Michael Bay. El clasicismo contra la chabacanería.

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