Tengo un amigo que no me deja pagar la cuenta casi nunca porque abre la cartera y saca los billetes al grito de “¡el dinero es líquido!”. Lo que no sabe es que es lo más parecido a un mesías que vamos a ver nunca. Aunque lo diga porque leyó la frase en la sección de novedades de la -¿él?- Fnac y sabe que nos reímos cuando le dan ataques de amor y amistad.
El ser humano esta sujeto al cambio. Dice Zygmunt Bauman en su famosa obra Vida líquida (2005), que en la sociedad moderna líquida “los activos se convierten en pasivos y las capacidades en discapacidades en un abrir y cerrar y ojos”. Ese avance incansable de todo y todos hacia delante nos hace correr detrás de una liebre que nadie ve pero siguen a ciegas. El cambio es tan constante y rápido que, realemente, no nos damos cuenta de él y acabamos por fatigarnos. No lo percibimos como tal. Este “juego de sillas al que se juega en serio” se entiende a la perfección en el trabajo de Nirban, Líquida.
Líquida paradójicamente se lanzó en 2015, lo escuché -tarde, como siempre- en 2016, lo memoricé en cada paseo inconscientemente en 2017 y lo entiendo a la perfección en 2018. La esencia del trabajo se entiende en el primer párrafo de este texto. El mundo no se para por nada y tus ídolos no son Cronos. También caducan y se caen de tu pedestal. Pero no los cojas del suelo, haz caso a lo que decían tus padres. Porque al final, todo lo que hacemos es como el chicle que masticas y se te escapa de la boca. Al caer ya no te sirve.
“Yo quiero ser la canción que sonaba en el radio cassette,
de mi abuelo alicatando suelos.
Yo quiero ser la canción que cantaba mi abuela
mientras empaquetaba tomates en aquel almacén (que en paz descanse)”
Simulacro de ruina
Mi abuelo era panadero. Siempre lo imagino en el despacho de pan, a horas en las que nadie respira consciente de que lo hace, sudando para dar de comer a su familia y a unas cuantas más. Y sin darme cuenta me siento pequeño, vago, sin derecho a quejarme de nada. A mi abuela la imagino haciendo esas cocas de mollitas que siempre quiero aprender a hacer como ella pero nunca haré. Ambos llegaron a viejos como Hefesto, machacados por el trabajo, pero admirados por quienes les conocían.
A lo mejor es por eso por lo que me gusta hacer café en cafetera, calentar la leche en un cazo al fuego y escribir en papel. Es una forma de engañarme pensando que también puedo hacer cosas sin necesidad de máquinas que me lo faciliten. Trabajar con las manos como el que se fabrica sus propios muebles, se labra su propia tierra o se “alicata su propio suelo”. Sentirte útil a tu manera luchando contra todo. Aunque nunca podré decir que me hice a mí mismo. Me hicieron mis padres y yo solo hice lo que debía -o quería- para llegar a lo que quiero -o debo-.
Por eso admiro ese cine mudo. A los actores que sin sonido ni palabras transmitían lo mismo que hoy se transmite con textos elaborados, planos desafiando la gravedad y técnicas sustentadas con un presupuesto que me marea al leerlo. Y yendo al opuesto, a los elaborados textos de Dostoyevsky que no necesitan ilustración, porque todo está dentro del que lo escribió y del que lo lee. A la oscuridad de Rembrandt,realismo de Hopper o los traumas de Louise Bourgeois. Eso no es posible repetirlo, está ahí pero se sigue buscando algo nuevo.
“La rutina hace creer a tu retina que ciudad solo hay esta, y es una, y es una cárcel encima”
Inertia
El miedo, como el acomodamiento, hace a las personas caer en el sedentarismo. La falsa seguridad de tener un trabajo, un sueldo, una casa, un perro y una familia hacen que olvidemos que todo es inestable. Así es como “incapaces de aminorar el vertiginoso ritmo del cambio […] nos centramos en aquello que podemos (creemos que podemos o se nos asegura que podemos) influir” llegando a reducir al mínimo el riesgo de perdernos en él.
Así es como el consumo se postra ante nosotros y lo cogemos con las dos manos. Pero, siendo él el que nos ha cogido a nosotros encerrándonos en casa para proteger lo que supuestamente nos pertenece. Si alguien cree que algo es suyo o lo merece, lo va a querer disfrutar en soledad. Y en casa frase de “Inertia” se ve esa visión de el vértigo a todo generando violencia en todas sus facetas.
“No hay huevos de ser diferente, realmente indie”
Hematite
Es tan fácil de entender como que cada movimiento en el que una ficha de ajedrez avanza hacia el rey es solamente realizado para que tu equipo gane. Como el delantero que mete goles y cree que es único, pero forma parte de un colectivo con el que comparte ropa, ducha, y campo. Porque la idea de diferenciarse viene dada al pertenecer a la masa y “ser un individuo significa ser como todos los demás del grupo”.
La vida es líquida y puedes acabártela a cuatro euros como en el + K Copas, a precio de Macallan, hacer un sinpa o hacerte abstenio. Pero va a seguir su curso y se acaba de la misma forma que lo hará el mundo. También cambia. Ese cambio nos arrastra con él en una vorágine de exceso en todos y cada uno de los segundos que lo forman. Es derrotista afirmarlo, pero no hacerlo es darse contra un muro solamente por resaltar en este ¿Dónde está Wally? versión extendida.
Creo que copiándole a Nirban todas las frases de Líquida podría hacer una Tesis Doctoral sobre el mundo líquido. También creo que debería haber escrito algo más extenso, más formal y explicar cada una de las líneas que me vienen a la cabeza en ciertas situaciones de mi día a día. Pero para entender al cien por cien lo que transmite -o al menos interpretarlo que es lo que he hecho yo-, es imperativo escucharlo en bucle. Darte cuenta de que nadie es nunca el de siempre porque nada es igual nunca. Al fin y al cabo me paso “todo el día rayando papeles, pa’ luego sentir que ejerzo un oficio irrisorio”, así que escribo lo que quiero.
“El sol tapado por bandadas de Ícaros.
¿Qué mundo se quieren comer, si el mundo es líquido?”
Handmade
Escritor, periodista cultural y librero en la librería 80 Mundos. Codirector de todo esto. He colaborado en medios como eldiario.es o Le Miau Noir. Formo parte de la antología Árboles Frutales (Editorial Dieciséis, 2021) y Odio la playa (Cántico) es mi primer libro.