Me he convertido en mi padre antes de que mi padre fuese mi padre. Ha sido una evolución constante pero que ha avanzado con la calma del que vuelve a casa de día y sabe que el daño ya está hecho. Antes, cuando iba en el coche con mi madre y con él, sonaban los clásicos ochenteros que les recordaban a su época de juventud: sin un hijo ni años de más. Ahora, si bajo a verles, pongo yo la música para enseñarles que su época ha vuelto y que no hace falta que miren atrás. Todos deberíamos de hacerlo. Igual que una amiga mía le compra a su madre discos de Camela y La Casa Azul. El pasado es presente, el presente pasado y el futuro sabe a lo mismo que una Coca-Cola con resaca.
Think I Heard a Rumour, de Cristina Quesada, es lo que esta misma amiga llama música healthy para la bajona. Un disco con el que Elefant Records confirma que quiere todo el desamor de su lado, porque las penas también se bailan. Los 14 temas que lo forman representan esa carrera en la que Cristina te agarra de la muñeca hasta llegar a Safe. El corte que cierra el disco es uno de los dos puntos que acelera lo viejo y lo nuevo en sentido contrario hasta que chocan para bailar juntos. El otro es, obviamente, Time Machine que se acerca al estribillo del Eye in the sky de Alan Parson Proyect, que parecen responder “Don’t cry cause I ain’t changing my mind” al “Come take a ride with me, travel through time with me” de la canaria.
En el coche de mis padres sonará Quand ond este enseble y Jag vill ha en egen måne dentro de la lista de Back to the future que les hago escuchar. El primero, por su manera de llevarme de France Gall al Mecano que no hablaba mucho pero hacía música. El segundo, por hacer de un Ted Gärdestad un Los Pecos, agudizándolo sobre ritmos ABBA y sin perder la sensibilidad.
Lo cierto es que las versiones se han convertido en una tendencia que amplia el número de oyentes a la vez que el espectro musical con el que trabajar. No concibo Ultraligero de Novedades Carminha sin la versión de A Santiago voy de Los Tamara. No conocería a Cariño sin su remix de Llorando en la limo, ni hubiera escuchado a Camilo Sesto en un bar de Malasaña si no es por La casa azul. Pero, por supuesto, no conocería nada de estos sin las sesiones de música de mis padres entre limpiezas generales de los domingos y viajes en coche.
Con Think I Heard a Rumour, Cristina Quesada pasa por el Eurodisco, el Pop ochentero, la Chanson francesa y el J-pop para que acabemos etiquetándolo todo en un solo género como hacemos siempre: el Indie. Ya se hizo con el Trap, pero ahora Pimp Flaco está en el Indie y no es “trapero”, C.Tangana hace de todo menos Trap y Cecilio G se ha reformado -y siempre gana-. Eso es la música: influencias, cambios y los vinilos de mis padres.
Escritor, periodista cultural y librero en la librería 80 Mundos. Codirector de todo esto. He colaborado en medios como eldiario.es o Le Miau Noir. Formo parte de la antología Árboles Frutales (Editorial Dieciséis, 2021) y Odio la playa (Cántico) es mi primer libro.