Perro, Amberes, hambre, conejito, The The. Chica, bollera, gorda, normal, más o menos. Me envía una foto del cielo de su pueblo: es un cielo muy azul pero teñido de nubes húmedas. ¿Llueve o no llueve? Y si llueve, ¿el azul permanece? ¿Pervive? ¿Es? Scroll: mi cara mirándose en la pantalla: me fijo en si estoy bizca, y no; me fijo en si tengo los labios secos, y sí; parezco triste, y sí. Intento verme todo el tiempo, ser mientras sé que soy, que no haya mala cara ni una ceja baja ni una espinilla con la cabeza blanca, nieve en la cabeza, espuma en la cabeza. No sé, es que hace frío.
Respondo: qué cielo tan bonito. Y no digo que solo hay un cielo. Solo una masa azul o negra o naranja y solo cosas que cuelgan de ella como mis pendientes de aro entre el pelo. ¿Es sincero decir que su cielo es bonito si el cielo, todo el cielo, es una única cosa grande? El cielo, todo el cielo, es el mismo.
Y las luces lo manchan.
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Soy una vomitada del sitio. Cuanto más lo pienso, más lo sé. Come cosas como: chica, bollera, gorda, normal, más o menos. Y salgo disparada y ácida (fos) y goteo sobre la acera y se me pegan pelusas del suelo. ¿Qué decido yo? ¿Perro, Amberes, hambre, conejito? Conejito.
Hambre.
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Cole. Dibújense a ustedes como ustedes quieran. Voy a hacerme guapa, pienso. Y alta y cosas. La maestra (que se pone roja cuando se enfada; roja como un tomate, como una fresa, como Guayota) recoge las láminas: hacemos una fila y pasamos por la mesa y las va mirando, nos va mirando, las va mirando otra vez, sonríe o se ríe o se enfada, conmigo no se enfada porque me hice muy guapa. Guapa. Los ojos como penquitas, qué pestañas tan brillantes, me gusta la purpurina. La maestra (que brilla cuando se enfada; brilla como el dibujo, como la goma eva, como Guayota) recoge mi lámina: sonríe, dice bien. Un niño se la entrega y la maestra nos para y la levanta como a Simba y grita ¡miren! Su compañero fue muy honesto. ¿Ven la cicatriz en la mejilla? ¿Cómo se te ocurrió hacerte la cicatriz en la mejilla? Yo qué sé, es que la tengo. Aprendan de él: hay que ser como se es, hay que fijarse en lo que se tiene.
¿Yo?
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¡Nada de lo que pueda decirles les hará sentir nada! ¡Soy el trozo de cielo que cae sobre mi pueblo (rojo como tomates, fresas, Guayota) y me repito una y otra vez y una y otra vez y soy chica, bollera, gorda, normal, más o menos! ¡Y miro desde aquí y solo veo aquí y me dibujo guapa y me dibujo con una nube azul tras las sienes y la borro, goma, goma, la parte dura de la goma! ¡Borra! ¡Llora y borra! ¡Llora porque no eres eso y borra! ¡O porque eres eso y borra! ¡Quién eres! ¡Qué! ¡Qué cielo tan bonito!
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Fuegos, de Marguerite Yourcenar: “Una mancha entre tanto azul, sin dejar por ello de hacerlo más azul todavía”.
¿Yo?
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¿Qué ves cuando me ves? Si no me conoces, ¿qué ves? Si me conoces, ¿qué? Cuando mi ropa o un pendiente largo o un poco de bigote o Aida, Aida como eco, ¿qué ves? Si me dices lo que ves, puedo ayudarte a ver.
¡Dime!
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No sé, es que hace frío.
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Y tú eres bonita como un cielo que pende sobre un pueblo casi vacío (porque es verano y no hay playa, y la playa está cerca y aquí grita un grillo y se frota y no dice nada), como un cielo azul y manchado y como unas nubes grises que te van a mojar los labios. Los labios: cielo cortado. Cielo móvil. El cielo es el mismo en todas partes, pero este es el cielo: algunos son grises y están contaminados; otros anochecen; otros brillan, se aprenden de memoria. Qué cielo tan bonito.
¿Yo? Quiero que yo.
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Soy una mancha roja y caliente. Soy una cisterna y soy las flores en el cuadro del salón. Soy el salón. Un pelo que crece y que lo derriba todo y una manta que cubre y que hace dormir. Dormir. Dormir. Soy dormir y salivar y soy The The y Lady Gaga y alguien y lo que yo quiera y la carroza abandonada y las cucarachas. Y no saber qué hacer pero sí saber qué decir y no saber qué comer pero sí saber que el rugido, el temblor, las caries: yo elijo, elijo, tú ves y yo elijo. Ni chica ni bollera ni gorda ni normal ni más o menos ni siéntate bien ni ponte otra cosa ni no hables de eso ni píntate guapa ni cosas ni nada.
Somos el cielo.
Cada una un trozo.
¡Yo!
Tengo un título que dice que soy periodista. Yo creo que soy tres canciones de Joy Division que suenan a la vez y se solapan. Me gustan los libros, me gusta Internet y me gusta la radio. Escribo poemas, a veces. Feminista.