La doble (infinita) jornada

“Si Britney Spears y Rocío Carrasco sufren esa violencia del sistema patriarcal, imagínate las madres solteras racializadas”
Daniela Ortiz
“las mujeres negras debían aspirar al modelo de las mujeres blancas”
Arlie R.Hochschild

Me da miedo ser mal padre. No quiero ser lo que no soporto. Me agobio pensando en todas las posibilidades existentes de que eso pase para acabar siempre dándome cuenta de lo mismo: tengo más probabilidades de no tener hijos que de tenerlos y ser como los padres que ”ayudan en casa”. A partir de ahí, cambio de miedo y el no ser eclipsa a la de ser mal.

He leído La doble jornada (Capitán Swing) de Arlie R. Hochschild y Anne Machung sabiendo desde la página 15 que no iba a opinar directamente sobre él. Hochschild propone una investigación partiendo de su experiencia como madre trabajadora, heterosexual y de clase acomodada. Su objeto de estudio son, en gran parte, del mismo perfil. Cumple con los objetivos que plantea, pero falta algo por contestar a su pregunta clave.

“¿Cómo se las arreglan las madres solas, cuando alguien con mis ventajas no lo consigue?”

Mientras leía este libro y pensaba cómo molestar Daniela Ortiz para hablar sobre las madres racializadas y solteras, Berta Gómez hablaba con Gabriela Wiener sobre Nueve Lunas (Literatura Random House) y la violencia institucional sobre el mismo tema. Sobre que “toca hablar de eso también, de maternidades precarias y no blancas”. A partir de ahí, las conversaciones con Daniela han sido a obviando el desajuste horario, desordenadas, por audios de Whatsapp y han dejado muchísimas preguntas perdidas en el scroll. Ella estaba trabajando mientras yo salía de trabajar, ella estaba en la lucha activa mientras yo subrayaba frases del libro y así todo el rato. Está en todos lados porque lo hace todo: su trabajo abarca la inmigración, el trabajo la conciencia de clase, el feminismo y la cultura. “La jornada de una madre no solo es doble es infinita y la de una madre soltera racializada más”.

¿Cómo no se va a politizar la vida personal? La familia: religión, institución, dogma, cátedra y política. Se ha construido un mundo en el que solo se puede vivir en pareja, para que esa pareja construya una vida en la que solo se puede generar. Ingresos, gastos, trabajo, hijos, todo es producción dirigida a la violencia del estado, un hombre, hacia la mujer. ¿Cómo lleva esto alguien que no comparte la carga con el otro? Es insoportable y agotador ser consciente de las cosas.

“El feminismo blanco solo ve una lectura de la carga laboral, la de las horas no pagadas de cuidados. En las maternidades racializadas y solteras tiene mucho que ver la judicialización de las mismas: la violencia institucional a través del racismo y el patriarcado que no es solo estructural”

Si la construcción de un feminismo blanco, trabajador y perfecto (súpermamá) enmarca toda la lucha hacia esa producción. Si la visión del hombre feminista no llega a la igualdad de condiciones, solo derechos. Si no somos conscientes de la necesidad de lo primero, lo segundo es solo una palabra. Si yo escribo muchas palabras después de hablar con Daniela y luego no entiendo el cansancio que deriva en tristeza de las mujeres que me rodean esto solo son palabras. Por eso ella recalca tanto la importancia de los espacios compartidos, de dar voz a través de tu propia voz y repetir constantemente las palabras que las compañeras digan. Dejar de pensar únicamente a a partir del discurso propio.

“En EE.UU. sí hay debate sobre madres soltera, sobre todo en el contexto afrodescendente y latino. También por las madres racializadas”

Hochschild nombra la maternidad de una inmigrante cuando hace referencia a la kelly de uno de los matrimonios a los que entrevista, pero lo convierte en anecdótico. Consuela es una madre sin papeles de 22 años que no ve a su hijo de 7 porque está con su abuela en El Salvador. Ella y su marido viven en Estados Unidos esperando poder reunirse con su familia en algún momento. En el párrafo en el que se hace referencia a Consuela está la otra investigación, la que todavía no he leído pero existe. Tenerlo todo bajo control y conservar el yo es casi imposible en condiciones propicias, hacerlo con todo en contra lo es del todo.

“Si no tienes medios para cubrir las necesidades que el sistema considera que tienes que cubrir a tus hijos, y desde la perspectiva que ellos dicen, viene el castigo social, institucional y penal. Si no hay hombre en la pareja, el Estado se encarga de ejercer esa deslegitimación de la maternidad. Apoya a un padre que ni siquiera ejerce”

El Estado es un padre que no ejerce. Si la revolución de las familias normativas de la que hablan Hochschild y Machung se quedó estancada en los años 70, la revolución de las familias formadas por madres solteras y racializadas todavía no se puede contextualizar. Está ocurriendo desde la literatura entre otros lugares comunes. La doble jornada habla del padre, pero no del no padre; de la doble jornada, pero no de las otras muchas. Es un libro que responde a ciertas cuestiones y plantea otras muchas. Pero, sobre todo, de él y la conversación con Daniela saco en claro que hay repetir ciertos discursos las veces que haga falta, tantas como para pasar por encima de la reiteración de la violencia del estado y sus consecuencias. De la violencia que tiene muchas formas.

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