El otro día, hablábamos unos cuantos amigos periodistas en paro; en prácticas sin sueldo o con trabajos precarios, sobre el cambio de formas en la transmisión del contenido. Sobre como hace falta que la forma en la que llegue el mensaje varíe por parte de los medios. Las referencias y el estilo han cambiado y nosotros formamos parte de ese cambio. Somos la tercera generación.
Esto se puede entender como el paso de abuelos a padres y de padres a hijos. Y cómo varía la forma de comunicación entre ellos. Después, de casualidad apareció en mi vida la adaptación de How to Talk to Girls at Parties. Una película dirigida por John Cameron Mitchell, nieta de un relato de Neil Gaiman e hija del cómic dibujado Fábio Moon y Gabriel Bá.
El paso de generaciones se puede entender bien en la elección de actores y sus conversaciones. Jóvenes queriendo cambiar el mundo y adultos que se han acostumbrado a él. Estos precedentes han dado lugar a una obra que, perdiendo los colores claros de la novela gráfica, te introduce en un ambiente londinense lúgubre y sobrio. A primera vista, los planos detalle de la ropa, el peinado y las caras de los protagonistas recuerdan a This In England, N.E.D.S. o Green Street Hooligans.
El Punk lo es todo. Las interpretaciones de Alex Sharp, Elle Fanning y Nicole Kidman lo explican en cada línea del guion que interpretan. La banda sonora todavía más. Y todo ello, ambientado en unos 70 que bien podrían ser los 2000. Adolescentes entrando por la puerta del Imaginarium al mundo de las relaciones amorosas. Conociendo a chicas y chicos a los que no entienden, pero adoran.
How to Talk to Girls at Parties es una película de fantasía. Es una mezcla entre amor, comedia, drama y ficción. Soy yo -y tú- conociendo a mi novia del instituto, a mi novia de después del instituto y la de después, la de después y así hasta hoy. Que sigo viendo el amor como cosa de alienígenas. Tú seguramente también. Y todo ello poniendo cara a cara a varias generaciones dentro de un mismo grupo.
Y hasta aquí el argumento, que soy de spoiler fácil
El ritmo narrativo es tan raro como los personajes. Hay momentos lentos y rápidos. Pero la relación principal entre Enn y Zan te mantiene dentro de cada escena. Sin ser la mejor película del género es entretenida y fácil. Optando por la simpleza en los planos y la narrativa compensando la rareza -por momentos- de la trama. Aunque realmente, es más costumbrista de lo que a primera vista puede parecer.
Si lees a Gaiman y conoces los trabajos anteriores de Mitchell, querrás ver How to Talk to Girls at Parties. Porque dice exactamente lo que quiere alejándose de lo pretencioso, cosa que se agradece. La intelectualidad -lo dice un nerd- a veces es tediosa y este tipo de cine siempre viene bien. El nieto cuenta lo mismo que el padre y el abuelo sin necesidad de ser ellos. Los periodistas de ahora podemos comunicar sin querer ser alguien que ya existe. Lo que los artistas llaman influenciarse, pero sin tirar constantemente de hacer remixes.
Escritor, periodista cultural y librero en la librería 80 Mundos. Codirector de todo esto. He colaborado en medios como eldiario.es o Le Miau Noir. Formo parte de la antología Árboles Frutales (Editorial Dieciséis, 2021) y Odio la playa (Cántico) es mi primer libro.