La falsa responsabilidad del artista

En esta vorágine de indignación por absolutamente todo, la sociedad está perdiendo el foco de atención real. La masa se pierde lo verdaderamente importante y se frustra por absolutas banalidades que no tienen ni la más mínima repercusión en su vida. Cargando con responsabilidades imaginarias al artista.

En una charla sobre sus libros, Sergio del Molino dijo que él, como escritor, no se veía responsable de la educación y concienciación de sus lectores. Porque la literatura es mero entretenimiento, como cualquier otro arte. Por lo tanto, el artista no tiene la obligación de educar a nadie. Cosa que me agradó tanto como me sorprendió.

Esto me llevó directamente a la música. En España siempre ha existido una gran variedad de artistas que se han dedicado a la lucha activa por los derechos y muchos otros que se han dedicado a contar historias o hacer bailar a la gente. Pero en este momento, parece que si haces música concienciar a tu oyente es un dogma. Un imperativo. Y mi cabeza acaba imaginando al público de Sabina o Javier Krahe quejándose de que no parafrasean a Marx o a Adorno.

Pero voy a estrechar más el círculo. La música rap o música urbana como han decidido etiquetarla los medios y el marketing, siempre ha tenido a MC’s dedicados a hacer conciencia, otros ego trip y otros a contar sus penas. Y, salvo el odio normal de algunos jueces sentados en sus sillas de ordenador pagadas por sus padres, acompañados de un pañuelo manchado de sustancia sospechosas, nadie pedía que estos cambiasen sus registros. El artista es libre de decidir si quiere dedicarse a concienciar o no.

Se me forma una sonrisa de pensar en un fan de Antonio de la Torre increpando al actor por sus twits opinando sobre política y no haciéndolo en los papeles que interpreta. No concibo a un lector constante de Juan José Millás decir que sus libros son novelas sensibles que remueven todo tu ser y no manifiestos en contra del Gobierno. Porque eso ya lo hace en sus columnas de opinión. La diferencia es que los músicos se posicionan en entrevistas y redes, no en medios.

Sin embargo, ahora a Natos y Waor se les pide en Twitter que, además de opinar en entrevistas o en las redes, hagan temas de concienciación. Porque según el público es su obligación. Porque prefieren un audiolibro o una audiotesis doctoral a una música hecha de forma pura. Ya que la pureza no es solamente gustar a la gente, es hacer lo que quieres y necesitas para transmitir lo que deseas. Es llevar tu Yo a lo que escribas, cantes, compongas, pintes o fotografíes. Como dijeron Ayax y Prok en la entrevista que concedieron a David Broncano en La Resistencia. Otras declaraciones que me sorprendieron gratamente, dos personas que reflejan el lado más fiel a la idea de reivindicación hablando del respeto a todo lo que esté bien hecho y haga sentir.

Me he criado con discos de Big L, de Notorious Big y de Method Man hablando de la calle, las drogas y la delincuencia. Pero vivo en un piso compartido y me entra ansiedad si el día cinco de cada mes no he pagado el alquiler. Porque mis padres se ocuparon de darme la suficiente educación como para cumplir mis obligaciones. Además de la capacidad crítica de escuchar a Enrique Morente y que caiga una lágrima, a Ska-P y que me entren ganas de gritar en la puerta del Congreso y a Tego Calderón mientras creo que bailo como Chayanne en Baila Conmigo.

El artista no educa, lo hacen tus padres, tus abuelos, tus tíos o quién sea la persona que te cría. Y tú mismo te encargas de llevar esos valores a tu día día. Porque si los niños quieren ser como Cristiano Ronaldo es porque nadie les ha explicado que ese tío es una mentira hecha de trozos de marcas, proteínas y un ego que no le cabe en esa espalda de barco. Juega bien al fútbol, pero no es tu referente en la vida. No tiene que educarte. Aunque si Piqué opina -ignora si piensas como él o no- se está saliendo de su terreno y no sabe de lo que habla.

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