El Griezmann de Tim Burton

Griezmann

Mi relación con #LaDecision de Griezmann me recuerda bastante a mi ex. Sabía que ella me hacía mejor persona pero también que, al final, tengo que pensar en mi. Entonces, después de saber que todo lo que puedo decir está condicionado por mi orgullo, la decisión es bien sencilla: quiero que Griezmann siga en mi equipo pero ningún jugador debería estar por encima del Atlético de Madrid.

Ahora que está de moda decir que el Atlético es un club diferente al resto, tengo que decir que los sentimientos de nuestro club se han convertido en un producto de marketing para exprimir y en una forma de sobrevivir en la misma ciudad que el Real Madrid. El Atleti es como cualquier otro club – llámese Sevilla o Castellón – y que el sentimiento de un hincha con su equipo está muy ligado a la relación que éste haya tenido con él. Hoy en día, los valores del club son sólo una mentira para vender abonos. Esta opinión es impopular pero a mi no me hace falta ningún anuncio para saber porqué soy del Atleti.

Lo soy porque mi primer recuerdo de fútbol es el pelo de Bejbl corriendo por el centro del campo del Calderón. Lo siguiente que me viene a la cabeza es un gol de Salva de cabeza; a Hasselbaink; la sensación de sentirte como en casa en el Calderón y como un extraño en los demás campos; el Murcia, el Jaén, el Recre y el Levante; Luís; el ascenso; al ‘Mono’ saliendo de una alcantarilla para pararle a Figo un penalti con la cara y el gol de Albertini en el Bernabeu.

Recuerdo al ‘Petete’ Correa y Stankovic celebrando un gol en la banda; Movilla y Colsa en el centro del campo; Los fichajes de Luís García y Javi Moreno; el ‘Kiki’ Musampa; la eterna ilusión de Braulio, Arizmendi y Molinero y su posterior decepción; los seis goles del Barcelona al ‘Pichu’ Cuéllar. Seitaridis y la expulsión el día de su debut; el miedo antes del fichaje de Manzano y después de la volea de Davies.

Me acuerdo vivir con emoción el fichaje de Kezman, el de Maniche o el de Pernía; el centro-chut de Valera contra el Barcelona que terminó entrando por la escuadra; el gol de Torres al Betis; la jugada de Caminero; la retirada de Nikolaidis para convertirse en presidente del AEK; la presentación del Pato “Sosa”; los goles de Richard Núñez que metían al Atleti en Intertoto y el Villareal de Reina.

Me acuerdo de la forma en la que Arda dormía la bola y de su traspaso al Barcelona; el debut de Torres; la lesión de Costa en la final; la de Juninho; la enésima vuelta de Manzano; al ‘Niño’ despidiéndose camino a Liverpool; la marcha del Kun; la vuelta de Filipe y la de Torres; el fichaje de Cerci; el (no) fichaje de Reus; las cláusulas que se transforman en precios de venta; la venta de De Gea; el adiós de Courtois y de Falcao; el gol de Forlán contra el Fulham y… la marcha definitiva de TORRES.

Nunca se me borrará de la mente la forma en la que mi padre habla de ‘Panadero’ Díaz, de Luís y Ufarte; su forma de pronunciar Schwarzenbeck; la final de Carrasco y Griezmann en Milán; la Supercopa contra el Chelsea; el roto de Falcao a Amorebieta en la final de la Europa League; el gol de Miranda; el fichaje de Villa y… a Godín

Aún a día de hoy pienso que no habían mejores bandas que Petrov y Gronkjaer; que Ibagaza tenía más calidad que Griezmann; que Seitaridis fue mejor lateral que Juanfran; que Perea fue mejor que Miranda. Pero lo cierto es que no. La verdad es que el Kun y Griezmann son los mejores jugadores que he visto vestidos de rojiblancos; que Torres es medio escudo y Luís el otro medio; que el ‘Cholo’ es lo mejor que le ha pasado al club y la directiva lo peor, ya que nos han quitado el escudo y nos han echado de nuestra casa sin preguntar.

Y quizá por todo esto sigo teniendo miedo al Osasuna y al gol de algún ex cuando nos enfrentamos a su equipo; a Ramos, Kroos, Modric, Ronaldo, Benzemá y hasta a Robinho, si me apuras; a que cada partido de Champions sea el último; por eso me tapé los ojos en los penaltis contra el Leverkusen y el PSV y vi de cuclillas los de la final; por eso tengo miedo a que cuando vuelva a abrir los ojos Pinto haya parado el gol de Diego y nos eliminen en cuartos; a que Gabi se resbale sacando el córner y no encuentre la cabeza de Godín y… A mucho más.

Y es que con el Atleti me he llevado casi más decepciones que con mis relaciones. Así que siempre tengo miedo y no estoy acostumbrado a que, por una vez, las cosas salgan bien. Porque he aprendido – con el tiempo y con mucha paciencia de mi ex – que la vida sigue y cada uno es libre de hacer lo que le de la real gana. Y también he aprendido que escribir este artículo es mucho más fácil cuando sabes que uno de los mejores cinco jugadores del mundo se queda en tu equipo.

P.D: No voy a engañar a nadie, llevo días haciendo ritos vudús para que, si Griezmann fichaba por el Barcelona, tuviera el rendimiento – y deterioro físico – de Arda Turan. Y solo me consuela que dentro de muchos años Tim Burton decida hacer una película del “caso Griezmann” para aumentar más el esperpento.

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